Ya son muchos los artículos en la prensa sobre la afectación del cambio climático en la salud; cambios que se verán con más intensidad en el año 2040. Es que la afectación no solo será en Costa Rica Centro América, sino que será a nivel global. Los países que tomen las previsiones del caso serán menos afectados. Los expertos expresan su profunda preocupación ante el continuo desinterés y abandono del sector agropecuario por parte de los recientes gobiernos de Costa Rica, incluyendo la actual administración de Rodrigo Chaves Robles. La falta de políticas de apoyo y la reducción de la inversión pública en este sector vital podrían tener consecuencias devastadoras para el país. El sector agro no solo es un pilar fundamental de la economía costarricense, sino que también garantiza la seguridad alimentaria de la nación. Históricamente, este sector ha contribuido significativamente al empleo, las exportaciones y la estabilidad social en las zonas rurales. Sin embargo, en los últimos años, se ha observado una preocupante tendencia de marginalización que amenaza su sostenibilidad.
El cambio climático afecta la salud humana de forma directa e indirecta, y la agricultura tiene un papel central tanto como causa como posible solución. Lo detallo por partes: 1. CÓMO EL CAMBIO CLIMÁTICO AFECTA LA SALUD: 1-1. Olas de calor y estrés térmico: aumentan enfermedades cardiovasculares y respiratorias, golpes de calor y mortalidad en poblaciones vulnerables (niños, adultos mayores, trabajadores agrícolas). 1-2. Propagación de enfermedades: la variación de temperatura y lluvias facilita que vectores como mosquitos (dengue, zika, malaria) o garrapatas (enfermedad de Lyme) se expandan a nuevas regiones. 1-3. Calidad del aire: mayor concentración de ozono troposférico, humo por incendios forestales y polvo en suspensión (como el Sahara en Centroamérica) provocan problemas respiratorios y asma.1-4. Seguridad alimentaria y nutrición: sequías, inundaciones o plagas reducen la producción agrícola, encarecen los alimentos y pueden aumentar la desnutrición. 1-5. Agua y saneamiento: la irregularidad en lluvias y el desborde de ríos afectan el acceso a agua limpia, lo que incrementa diarreas e infecciones.
Pero en donde entra el sector agropecuario el cual está en el centro del problema y de la solución. Contribuye al cambio climático. Sin políticas de estado para resolver el problema, continuará generando emisiones de gases invernadero (metano del ganado y óxido nitroso de los fertilizantes), el uso intensivo de fertilizantes y monocultivos intensivos también degrada suelos y reduce la capacidad de captura de carbono, los cambios climáticos afectan la disponibilidad de cultivos básicos (maíz, arroz, trigo, frijoles), lo que compromete dietas saludables. Y si países como Costa Rica siguen sin producir estos cultivos el problema se multiplicará por falta de alimentos; si no los producimos tampoco podemos comprarlos en caso de una hambruna mundial. A nivel pecuario el estrés puede bajar el rendimiento en carne, leche y huevos lo que multiplicará el problema. Los gobiernos han demostrado una visión limitada, favoreciendo la rentabilidad a corto plazo a través de las importaciones, lo que perjudica la producción local. Esta miopía política es una advertencia para los economistas, quienes son los principales responsables de este abandono. Esta postura, centrada en la eficiencia de costos, ignora por completo la seguridad social y el impacto en la comunidad. La falta de apoyo al sector local genera una peligrosa dependencia de los mercados externos, lo que puede tener consecuencias devastadoras. El sector agropecuario puede contribuir a que esto no suceda. Los ingenieros agrónomos y veterinarios tenemos el conocimiento para revertir los efectos del calentamiento global. SOLUCIONES Agricultura climáticamente inteligente: rotación de cultivos, uso de leguminosas fijadoras de nitrógeno (ej. Stylosanthes guianensis), agroforestería y manejo de agua (abrevaderos, reservorios), producción local y diversificada: reduce la dependencia de soya/maíz importados y fortalece la resiliencia alimentaria, buenas prácticas ganaderas: mejorar dietas, usar aditivos que reducen metano, ensilajes de caña o pastos locales.
El cambio climático representa una amenaza directa para la salud global, exacerbando la prevalencia de enfermedades, la malnutrición y los peligros ambientales. La paradoja de la agricultura La forma en que se produce nuestro alimento está intrínsecamente ligada al clima. Por un lado, la agricultura intensiva, que depende de fertilizantes y maquinaria pesada, libera grandes cantidades de carbono y metano a la atmósfera. Por otro lado, los patrones climáticos extremos, como sequías prolongadas o inundaciones, devastan las cosechas, comprometiendo la seguridad alimentaria y el sustento de millones de agricultores. A pesar de este panorama, la solución está al alcance de la mano. Al transformar los sistemas agrícolas hacia prácticas sostenibles, podemos convertir esta amenaza en una oportunidad. Una agricultura sostenible se traduce en alimentos más nutritivos, menos expuestos a contaminantes y una mayor biodiversidad, es un paso. Una agricultura sostenible se traduce en alimentos más nutritivos, menos expuestos a contaminantes y una mayor biodiversidad. En definitiva, es un paso fundamental para sanar la tierra y a quienes la habitan. El sector agrícola es crucial para un futuro más saludable y equitativo para todos. ¿La pregunta es volveremos a la agricultura familiar, menos contaminante y con tecnologías que protejan el ambiente? Los futuros gobernantes están advertidos de lo contrario pasarán a la historia como uno más culpable de no haber hecho nada. Los que vivan o vivamos en 2040 se acordarán de esta nota.