En estos días con sorpresa me encuentro un artículo de opinión del exdirector del Hospital Nacional de Niños, que enaltece al Partido Republicano como el abandero en la defensa de las garantías sociales, obligado a construir un país de bien común.
Durante este periodo legislativo el diputado del Otto Roberto Vargas ha sido nombrado de manera reiterativa en el Directorio Legislativo, el cual estrena la nueva casa del primer poder de República, por lo que le agradece por ser proactivo.
Todos los costarricenses, claros herederos de las garantías sociales y el Código de Trabajo, nos sentimos profundamente consternados cuando vemos el primer poder de la República prohibiendo el derecho a la libre expresión, cercenando el derecho a huelga, apoyando el plan fiscal, cuando se oponen a acabar con la usura, al que usted Dr. Hernández hoy elogia, por sumarse a todos los proyectos de ley convocados gobierno de la República.
Con gran dolor, veo al primer poder de la República arrodillado a las políticas internacionales, en donde solo se legisla para un pequeño sector de sociedad, de esa casta de políticos desensibilizados con la pobreza, con el dolor humano; señor Hernández, cada decisión política durante las últimas décadas, lo único que ha sumado son más pobres.
Ser consecuente es de lo carece su partido, el señor diputado de su fracción, que para colmos es el partido defensor de las garantías sociales, escogen en una coalición como candidato a la presidencia al exministro de Hacienda, miembro del Partido Acción Ciudadana, exempleado del Banco Mundial.
Según Mason y Asher, historiadores del Banco Mundial, su orientación partía del postulado de que los sectores público y privado deben desempeñar papeles diferentes. El sector público debe asegurar el desarrollo planificado de una infraestructura adecuada: ferrocarril, carreteras, centrales eléctricas, instalaciones portuarias y medios de comunicación en general. Al sector privado le corresponde la agricultura, la industria, el comercio y los servicios personales y financieros, puesto que se da por sentado que en todos estos ámbitos la iniciativa privada obtiene mejores resultados que el sector público. En realidad, hay que ceder al sector privado todo lo que puede producir un beneficio. En cambio, las infraestructuras son actividades del sector público porque la cuestión es socializar los costos en beneficio del sector privado. En resumen, El Banco Mundial recomienda la privatización de los beneficios sociales, combinada con la socialización de los costes de lo que no es directamente rentable.
Lo que claro, los funcionarios de Banco Mundial deben ser reflejo de la concepción filosófica, con una diagonal diferencia de lo que su militancia pretende, de manera demagógica recordarlas como suyas.
No podemos permitir que este país siga siendo gobernado por tecnócratas neoliberales, que sus únicas propuestas sean las ventas de activos, como propuso el señor exministro RODRIGO CHAVES, con la venta de fanal y otros negocios del estado.
Sin de dejar recordar a expresidentes sentenciados por delitos graves, precursores del PAE lll y así defensores de nuevo modelo económico profundamente desigual.
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