Mi último artículo de opinión acerca de lo que el MEP realmente no pretende enseñar con los programas de educación sexual lo cerré con la siguiente idea:
“El meollo aquí está en cuestionar de manera crítica y razonada la oferta metodológica que propone el MEP a través de estos programas de estudio y la manera en que nos lo piensa vender; mostrando solo una parte de estos programas que, dicho sea de paso, no están abiertos a cuestionamos ni debates. Y bien que hemos invitado a la señora ministra de educación Sonia Marta Mora o alguno de sus subalternos a debatir desde distintos frentes y colectivos sociales que deseamos una verdadera educación para la afectividad y sexualidad integral.”
Y justamente un día después, el noticiero NC11 permitió una suerte de debate entre la señora ministra Sonia Marta Mora y la Dra. Marisela Rojas, en el cual es importante señalar la relación de poder dispar, pues en el momento de la nota Sonia Marta estaba en el set de grabación del noticiero y Marisela en su casa de habitación vía llamada telefónica; pero es un primer paso al cuestionamiento público de estos programas de estudio, ya que hasta el momento ningún medio de comunicación televisivo había permitido una oportunidad como esta.
Cualquier educador o persona afín a la educación sabe que no existe ningún plan o programa de estudios perfecto, y estos, siempre deben de ser sometidos a evaluación y cuestionamiento, más aún cuando estos programas no han sido implementados ni piloteados. Esta evaluación se debe realizar con el fin de cambiar aspectos que están mal, fortalecer los que se deben mejorar y potenciar los que están bien. Es precisamente por esto que el pueblo costarricense debe saber, de manera clara, qué se enseñará y qué no enseñará con estos programas de estudio, de modo que estos espacios de debate son sumamente necesarios.
En un primer espacio, la ministra expone ciertos puntos en los que justifica la implementación de estos programas, y es acá donde esgrime el primer dato falso, argumentando que la educación sexual que se empezó a implementar a partir del 2012-2013 ha logrado muy buenos resultados, y según el MEP, para el 2014 ya el 97% de los estudiantes recibían estas clases, pero nunca hubo una evaluación por parte del Ministerio para conocer el alcance y el impacto de estos planes de estudio. Aunado a esto, según la segunda Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, para el 2010 (antes de implementar los programas 2012-2013 de sexualidad), el promedio de la edad en que los hombres tenían su primera relación sexual era a los 17 y las mujeres a los 18; y para el 2015 (después de implementar los programas 2012-2013 de sexualidad), este promedio de edad había bajado en un año en ambos sexos, es decir, los hombres a los 16 y las mujeres a los 17, y según la ministra de educación en esa misma entrevista, estos programas ayudan a que los estudiantes pospongan y esperen etapas de mayor madurez para tener su primera relación sexual.
Luego de esto, se da inicio a un espacio donde se le cuestiona a la ministra ciertos elementos de estos programas de estudio, como por ejemplo la contradicción que hay entre las corrientes filosóficas y teorías del aprendizaje en el marco teórico; además se propone un ser humano fragmentado, es decir, no se forma su identidad de manera integral sino con elementos aislados sin interrelación alguna; se habla de la legitimación de todas las prácticas sexuales, y al decir todas, se deja el portillo argumentativo abierto a diversas parafilias como la zoofilia, pedofilia, necrofilia, incesto, entre otras. Ante estos argumentos, la señora ministra incurre a la falacia ad verecundiam, es decir, como los programas fueron realizados por algunos expertos, entonces están libres de cuestionamientos, esto con el agravante de que hablamos de un campo en donde los expertos tienen diversos criterios adversos y aún no emiten un juicio objetivo.
Seguidamente se hace un análisis de la desproporción y desbalance de temas que se presenta en estos programas, en la sobrevaloracion de algunos temas y la ausencia de otros que son trascendentales.
Ante estos hechos y algunas preguntas realizadas, la ministra solamente contestaba “eso no es cierto” o salía por la tangente y respondía con evasivas dejando entrevisto para especular y cuestionar si realmente ¿la señora ministra Sonia Marta Mora realmente conoce los programas de educación para la afectividad y sexualidad integral que esta proponiendo desde el MEP?
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