Dice el Papa Francisco que “poner el Misterio pascual en el centro de la vida significa sentir compasión por las llagas de Cristo crucificado presentes en las numerosas víctimas inocentes de las guerras, de los abusos contra la vida tanto del no nacido como del anciano, de las múltiples formas de violencia, de los desastres medioambientales, de la distribución injusta de los bienes de la tierra, de la trata de personas en todas sus formas y de la sed desenfrenada de ganancias, que es una forma de idolatría”.
Este mensaje nos lo ofrece el Santo Padre con motivo de la Cuaresma que estamos viviendo. Es tiempo especial para “prepararnos a celebrar con el corazón renovado el gran Misterio de la muerte y resurrección de Jesús, fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria”, expresó.
Es tiempo para que renovemos también nuestros pensamientos, actitudes y acciones en favor de la vida.
En todo el mundo crecen las noticias sobre el avance de leyes que atentan contra la vida. Por eso, debe crecer nuestro compromiso por defender este sagrado derecho.
De tal modo, animo y apoyo, una vez más, la iniciativa “40 Días por la Vida”, la cual ha venido consolidándose en Costa Rica, pero que ya, en muchas latitudes, desde varios años antes se vienen realizando.
En este año 2020, los organizadores de la iniciativa nos han comentado que hay dos campañas ya organizadas.
La primera que nos anuncian, se estará realizando durante este tiempo de la Cuaresma, del 26 de febrero al 5 de abril. Nos informan que son 510 ciudades alrededor del mundo que se unen en ayuno y oración a favor de la vida.
Dentro de los datos que enriquecen esta iniciativa, los organizadores nos informan que, en la campaña de setiembre a noviembre del año pasado, fueron salvadas 454 vidas a nivel mundial, gracias al ayuno y la oración de las personas que se unieron al movimiento. Desde luego, toda vida cuenta.
No se debe claudicar en la defensa de la vida, aun cuando se quiera seguir disfrazando de muchas maneras la intención de acabar con la vida de los no nacidos.
San Juan Pablo II ya lo había señalado hace 25 años en su Carta Encíclica Evangelium Vitae, la cual precisamente cumple el próximo 25 de marzo cinco lustros de haber salido a la luz pública de manera profética.
“Todo esto explica, al menos en parte, cómo el valor de la vida pueda hoy sufrir una especie de ‘eclipse’, aun cuando la conciencia no deje de señalarlo como valor sagrado e intangible, como demuestra el hecho mismo de que se tienda a disimular algunos delitos contra la vida naciente o terminal con expresiones de tipo sanitario, que distraen la atención del hecho de estar en juego el derecho a la existencia de una persona humana concreta”, decía San Juan Pablo II en su Encíclica (numeral 11)”.
Renovemos por ello, hermanos, nuestras fuerzas para seguir proclamando la defensa de la vida, para seguir anunciando este don que Dios nos regala, y llevemos luz a una sociedad que en muchos sectores promueve la cultura de la muerte. A los que somos cristianos y a las personas de buena voluntad, defendamos este derecho sagrado ante todo y sobre todo.
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