En mi última conferencia me refería a la innovación como pilar del cambio, cuando me preguntan: ¿Qué pasa cuando la innovación es solo lectura y no tiene sentido común a las necesidades de la organización?
Esto me llevo a pensar las palabras de don Albert Einstein: Pocas personas son capaces de expresar con ecuanimidad opiniones que difieran de los prejuicios de su entorno social. La mayoría incluso son incapaces de formarse tales opiniones. Esto nos recuerda de la dificultad que el común de los individuos tenemos para encontrar soluciones diferentes a los problemas y requerimientos que se nos presentan, pues las reglas aprendidas como parte de nuestro sentido común, nos impiden salir de la rutina de análisis. Y si la solución está fuera del paradigma aprendida en esas reglas, obviamente no se encuentra la salida.
Esto me lleva a filosofar la realidad actual que tenemos en las organizaciones de nuestro país, como profesionales tenemos que ser actores de cambio, incentivar la participación de los jóvenes a crear, pero en nuestra cultura por lo general nos dicen: quédate quedito y no sea SAPO, porque nos vas a generar mas brete, pero pensemos que pasa cuando se cambian los paradigmas, en este caso de don Albert Einstein, si él no se hubiera animado romper algunas reglas para demostrar su pensamiento en referencia al de Newton, él no hubiera evolucionado y hubiera sido un colaborador más sentado cumpliendo horario y diciendo sí señor(a).
A partir de aquí empiezo a explicarles mis queridos lectores, hasta donde los paradigmas de la educación y formación nos limitan para evolucionar, para un manejo diferente y novedoso de las situaciones; a pesar de que siempre haya mejores maneras de hacer las cosa, existe conformismo, miedo de salir de la zona de confort, resignación cuando lo actual funciona. Este escenario nos impide en general aprender a desaprender, para luego aprender lo requerido, esto nos ayuda a buscar nuevas soluciones para innovar.
El sentido común, la creatividad y la innovación son partes de un todo, y ese todo es la capacidad del ser humano para aprender lo que otros antes aprendieron, esto se llama conocimiento acumulativo, y para innovar hay que tenerlo presente, bien sea para apoyarse en él o bien para desprenderse de él por completo y partir de cero, aquí debe entrar en juego lo aprendido por uno mismo y fundamentalmente la capacidad de aprender de los errores propios.
Debemos mirar nuestra compañía como algo ajeno, externo, debemos mirarla como lo hizo el primer astronauta que salió al espacio y pudo contemplar nuestro planeta en su totalidad, viendo que es un planeta azul y no verde como nos decían de chicos, algo de lo que no éramos conscientes. Si así lo hacemos habremos dado un paso importante para hacer una compañía más fuerte y segura para sus accionistas y empleados, desde la órbita de la innovación total.
No hace falta que sean nuevos mercados o mercados en crecimiento, los mercados pueden inventarse, pueden crearse, puede que tu cliente no sepa que necesita un producto que tu aun no has creado, puede que tus clientes potenciales estén haciendo algo de la misma manera desde hace años y tu puedas revolucionar su forma de ver el mundo.
Las nuevas ideas nacen de la confrontación entre viejas ideas, las nuevas ideas nacen del conocimiento de lo distinto y de la curiosidad por la causa de las cosas. No olvides que de todas las cosas en las que se puede innovar la principal es tu producto y que un producto malo fracasa aunque sea gratuito. No olvides que la oportunidad es un factor determinante del éxito, te invito adoptar la visión del astronauta, ¡Se un astronauta! Rompe paradigmas y anímate a innovar…