¡La heterosexualidad es una ideología política!

» Por Christopher Matamoros Rojas - Filósofo, graduado de la Universidad de Costa Rica, con énfasis en filosofía política.

A partir de las elecciones del año pasado en las cuales resultó electo el poco célebre Carlos Alvarado, nuestro país sufrió una aparente crisis cultural y de valores, según reclaman aquellos que se han opuesto al programa “marxista cultural” del Partido Acción Ciudadana (PAC), que según las perspectivas más conservadoras vendría siendo similar al Partido Comunista Cubano, pues además, el Ministerio de Educación Pública (MEP), liderado por el “camarada” Édgar Mora, ha establecido nexos con el Gobierno de la isla. La victoria del PAC ha destruido a las más sagradas instituciones del imaginario costarricense: la familia, la iglesia y la democracia liberal, con la llegada de Carlos Alvarado se ha impuesto la ideología de género, la agenda LGBTIQ+ y el “homosexualismo cultural”, al menos eso reclaman los más ácidos opositores del Gobierno del Bicentenario. Según la(s) bancada(s) evangélica(s), a Rodolfo Piza se le caerá la careta y desfilará en el Pride junto a Patricia Mora, mientras Mónica Naranjo (invitada de honor de los organizadores del evento) y Leonardo Garnier repartirán pastillas “del día después” cuando transiten en su colorida carrosa por el Paseo Colón, ¡en esto se convirtió la blanca, heterosexual y católica Costa Rica!

Dejando la ironía de lado (al menos por un momento), argumentaciones como la que he expuesto son cosa común en las discusiones “políticas” de nuestro país, después de las elecciones hubo una especie de shock religioso, como bien lo escribió Álvaro Murillo para el Semanario Universidad. Por ejemplo, a partir de la implementación de los programas de “educación sexual” del MEP se habla con más fuerza acerca de la famosa ideología de género y sobre esto justamente quiero enfocarme, pues, a pocos días de iniciar el mes del orgullo es importante tener las previsiones del caso; vamos poco a poco: ¿qué entendemos por ideología? Este concepto aparece esbozado por primera vez en 1796 por Destutt de Tracy, quien lo definió como una ciencia que estudia las ideas, sin embargo, a partir de Marx (y marxistas posteriores como Louis Althusser y Slavoj Žižek) el concepto de ideología comienza a tener matices más filosóficos, sin embargo, retomemos la definición inicial y asumamos que una ideología es un sistema de ideas.

Es común que las personas digan que no están de acuerdo con la “ideología homosexual”, lo cual no deja de ser problemático, pues, eso implica necesariamente que la heterosexualidad también es una ideología (esta implicación se debe a que ambas son expresiones de la sexualidad completamente normales, y eso está fuera de discusión), lo cual por cierto no es descabellado, pues, el mundo parece tener un orden social heterosexual, veamos.

¿Qué es el patriarcado? En resumen: un sistema de dominación que consiste en el control de los cuerpos feminizados, históricamente estos cuerpos han sido los cuerpos de las mujeres, quienes simultáneamente son para el disfrute de los hombres (no de otras mujeres) según la narrativa patriarcal. Según esta misma narrativa, las mujeres no son dueñas de sus cuerpos, y cualquier apropiación del mismo es una ofensa a Dios (quien prohíbe la homosexualidad sin ningún argumento más allá  de su arbitrariedad ideológica), de allí proviene la idea de ser “pro-vida” y simultáneamente pro-armas cuyo objetivo es la aniquilación del otro, pero en este caso no es un problema porque se justifica la defensa de la propiedad privada o la seguridad personal, esto en el contexto de un modo de producción capitalista, el cual por supuesto dispone del cuerpo de las mujeres a su antojo. El asesinato no es un problema cuando se trata de la “defensa de lo propio”, no obstante, las mujeres no pueden argumentar eso sobre sus cuerpos porque la religión y el Estado se lo prohíben, pues, al parecer eso no concuerda con “nuestros valores”. Eso es ideología.

¿Por qué el repudio a la homosexualidad? Continuando la narrativa que he abierto previamente, hay una forma “correcta” de ser hombre, existe un mandato muy claro, no hay que parecer mujer, un hombre “de verdad” debe ser masculino (?) y por supuesto, debe acostarse con mujeres. Una conducta afectiva que sea distinto de un comportamiento “típicamente” heterosexual genera problemas de carácter ontológico, porque los hombres “son así”, masculinos, ¿cómo se defiende esto? Con versículos bíblicos o estudios “científicos” de fuentes dudosas, lo cual por cierto es una combinación extraña, ya que, por lo general, la ciencia y la religiosidad no coinciden en mucho. La defensa a la masculinidad no se sostiene sobre ninguna otra base más allá de la ideología dominante.

Para Marx la ideología es algo falso, sin embargo, para evitar los problemas que puede generar la dicotomía verdadero/falso, Žižek se refiere a ella como un espectro o un fantasma, como un mecanismo que “nubla” la vista, y es sobre esta base que se defiende la heterosexualidad como algo “normal” y la homosexualidad como una desviación. Un paso más: lo normal refiere a las normas, al nómos (νόμος) griego, que se refiere a aquellas cosas que se “acuerdan” socialmente, lo normal tiene historia, ese sentido, no es un concepto libre de discusiones y polémicas, cualquier afirmación que pretenda una normalidad situada e inamovible es una afirmación cargada de ideología, que además, se disfraza de cientificidad.

Otra de las “tesis” a propósito de lo que llamo la ideología homosexual es aquella que sostiene que dos personas del mismo sexo deberían abstenerse de cualquier manifestación afectiva/amorosa frente a niñas y niños, pues esto los confunde, tesis problemática en la medida en que, si la sexualidad fuese una decisión, ninguna persona homosexual habría escogido ser violentado por su familia, por sus compañeras y compañeros de clase, por citar ejemplos breves. Si la sexualidad fuese ideológica y respondiera a la educación, no habrían homosexuales, pues, a muy pocos niños hombres se les permitía (hablo en pasado porque ciertamente las cosas han cambiado un poco) utilizar color rosa, o jugar con muñecas, o compartir tiempo con sus amigas mujeres en lugar de mejenguear, y si seguimos la argumentación de quienes se oponen a la homosexualidad, evitar estas actividades son garantía segura de una hija o un hijo heterosexual. Si la homosexualidad fuera una decisión ningún homofóbico tendría hijos gays, porque ninguno de ellos habría querido sufrir la violencia que sufrió durante toda su vida.

Se equivocan quienes narran la sexualidad de esta forma, porque son ellas y ellos quienes convierten la sexualidad en ideología, son ellas y ellos quienes han impuesto a la fuerza un paradigma ideológico que no permite a un hombre ser femenino y a una mujer ser masculina. Se equivocan quienes creen que los “actos obscenos” y “aberrantes” que suceden en el Pride generan algún trastorno en la sexualidad o en la moral de las niñas y los niños, por el contrario, si un adolescente sabe que es homosexual y su núcleo familiar se comporta con desprecio frente a esta parte de la población, son ellos los causantes de cualquier impacto psicológico o problema social que pueda tener esta persona, pues, la sexualidad no responde a esquemas ideológicos, pero la formación de una subjetividad si depende en buena medida de la socialización primaria (es decir, del hogar). A nadie se le enseña a ser homosexual, sin embargo, a todas y a todos se nos puede enseñar a respetar la diversidad sexual a no preguntar “¿cuándo te diste cuenta?” o “¿cómo se lo tomó tu familia?”, porque se trata de patologizar algo que no lo es.

La heterosexualidad no es un partido político, no necesita que le hagan campaña y no corre ningún riesgo con la inclusión de afectividades no heterosexuales dentro de la realidad social, quien sostiene lo contrario debería percatarse que está convirtiendo su inclinación sexual en una ideología, es decir, que pueda estar sujeta a variaciones a lo largo del tiempo, ¡cuidado con lo que afirman inconscientemente!

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