Vivimos inmersos entre varias realidades. La pandemia sanitaria, la crisis económica, el deterioro social, la orfandad política y la incertidumbre personal.
La salud empieza a encontrar su forma. Este año han muerto menos seres humanos que el anterior. Mueren menos personas porque se han suspendido todas las cirugías que no se consideren urgencias. Eso nos permite creer que los estudiosos de las ciencias médicas valorarán mejor la remisión a los quirófanos.
La crisis económica ha hecho que el tejido social reviente en muchas partes. Ahora sabemos que existen más grupos en el país, que los que creímos que convivían con nosotros. 70,000 personas indocumentadas vienen a trabajar en la agricultura y viven en cuarterías.
Los sectores y grupos de la población se han encontrado frente a frente en defensa de sus preferencias. Todos tienen conciencia de los males que tenemos, pero sólo son capaces de exigir, a otros sacrificio, sin considerar el propio.
La educación ha sido la gran cenicienta de la inestabilidad. Tiene todo para ser la princesa y sin embargo, el sistema que hace de madrastra, le arrastra por la desconexión con sus estudiantes. Se tienen todos los recursos materiales, pero no la empatía de los burócratas.
La democracia es el proceso de construcción de consensos que se ha declarado ausente. El país está dividido en dos partes. El gobernante utiliza la ruptura como estrategia para mantener el apoyo de los suyos. La oposición cae en el juego de la separación y además, se fragmenta en muchas formas de intereses.
Los ciudadanos decidimos vivir en una democracia, pero queremos soluciones autoritarias. En esta democracia sin demócratas estamos listos para cosechar un populista. Dar las riendas políticas a un demagogo es un suicidio a la democracia más madura de América Latina.
En 200 años hemos construido una sociedad a la tica con democracia, justicia y libertad. No dejemos que esta noche oscura se prolongue más. Seamos conscientes de la realidad. Escribamos con amor cada página de la historia que nos toca redactar. Es ahora.
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