Una bala perdida que hiere o mata a un ser humano inocente, ubicado en un lugar neutro y menos bélico ha sido obra de la mano de un delincuente o de un irresponsable, la gente sin comprometerse dice “Fue el azar” o “La mala suerte” pero es un percance imprevisto que ocasiona luto a cualquiera, valga la redundancia la bala difícilmente se dispara sola y menos el gatillo del arma; cuya posesión debería ser exclusiva de la policía.
De última hora el tema es tan recurrente que es imposible pasarlo por alto y no se refiere al azar; pero siempre a la muerte de inocentes acaecida esta vez en “El Paso” Texas-EEUU, donde un criminal joven con un arma muy sofisticada y prohibida lanzó una enorme cantidad de balas asesinas matando a un sinnúmero de seres inocentes; sin que mediara causa aparente, según la insinuación de la prensa local. El racismo enquistado en la zona fue el detonante del homicidio colectivo y sin piedad. La silla eléctrica, no será ni siquiera un ejemplo para lamentar la matanza y no hacer absolutamente nada al respecto al puro estilo de la O.N.U y la O.E.A, que sólo se quedan en retóricas…
Aunque parezca un sueño de opio; hay que acabar prohibiendo la venta de armas y; evitar que la industria de la muerte siga acumulando más víctimas inocentes.
No es la primera vez; que mueren inocentes producto de las balas intencionadas o perdidas, las autoridades y los países tienen la obligación de proteger a sus ciudadanos.
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