En el dibujo animado “La araña Luca” conviven animales de mar, aire y tierra que se colaboran entre sí, se motivan y se impulsan. En Costa Rica tenemos que aprender de esta serie, si solo fuésemos capaces de confiar, construir y avanzar tendiendo hilos colaborativos entre sectores podríamos lograr el tan anhelado desarrollo que buscamos hace 70 años.
Por ejemplo, los retos de interconectar al país con la alianza del Pacífico no deja de ser un reto, no sólo porque eso implica un ajuste local, sino porque debemos entender que los nuevos socios también quieren crecer, con nosotros o a través de nosotros.
Con nosotros es cuando el efecto de la araña Luca se cumple, pues todos los sectores nacionales, públicos y privados, caminamos juntos con un objetivo común, tal como lo hizo Japón por ejemplo luego de la segunda Guerra mundial.
A través de nosotros, es cuando por las distintas disputas internas del país, un sector, medios, o por ejemplo el gobierno pone frenos imaginarios a las oportunidades de desarrollo con argumentos que más bien suenan a excusas.
Hay caminos que son para beneficiar a pocos, en esos no hay que ir, pero hay otros que la idea es promover al país y potenciar fortalezas, mejorando las dinámicas para reducir o quitar amenazas y debilidades.
Cuando la visión país es constructiva todos ganamos, cuando es basada en intereses de ganar algo o de preservar algo todos perdemos.
En este sentido es que, sin lugar a dudas, ingresar a la Alianza del Pacífico es como entrar a la OCDE, sólo cosas positivas traerá al país y el reto es trabajar juntos, todos los sectores del país, para llevar a Costa Rica al más alto nivel.
La Alianza del Pacífico no es una amenaza para los sectores agrícolas, es una oportunidad para hacernos más fuertes, para lograrlo debemos dejar de desconfiar, tener comunicación abierta y clara, poner todas las cartas sobre la mesa y aceptar que crecer implica cambiar.
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