A mediados del mes de agosto, un plan de normalización de relaciones entre el gobierno de Jerusalén y el de Abu Dabi ha causado una serie de reacciones a nivel global por lo que esto representa.
Es el primer acuerdo de trascendencia en la zona desde firmado con el gobierno de Amán en el año 1994, y sin duda la movida más paradigmática desde la retirada israelí de la Franja de Gaza en el año 2005 bajo el gobierno de Ariel Sharon.
Uno de los cambios más significativos fue que, años atrás no se concebía un proceso de pacificación o normalización de las relaciones entre israelíes y el mundo árabe sin que se lograran avances al tema palestino. En pleno siglo XXI las propuestas de Arabia Saudita o del Cuarteto quedan un tanto desfasadas porque hay otros temas que preocupan más al mundo árabe, principalmente aquellos que están más cerca de las regiones del Golfo o en las márgenes del Mediterráneo.
Mencionaré algunas de ellas sin un orden en particular, pero con un común denominador, y el tema palestino es importante, pero ya no es el tema de agenda en Oriente Próximo por cuanto la mayoría de los actores no ven en su ecuación de política exterior mayor garantía en gestar un Estado palestino en un corto plazo, de ahí que hasta una propuesta como la del presidente Trump fuera atacada casi con “guante de seda” por parte del mundo árabe y que la mayoría de las críticas surgiera de Ankara (e indirectamente Doha) y Teherán que contemplan en su agenda exterior beneficios propios en apoyar la causa palestina.
Uno de los temas que acerca al mundo árabe con Israel por medio de la “normalización de relaciones”, es el peligro que significa para los gobiernos árabes la creciente influencia en el Levante Mediterráneo por parte de Irán a través de agrupaciones “paramilitares”, lo mismo que en el Golfo de Adén y su interés por el desarrollo nuclear que podría tener objetivos militares.
Sin embargo, sería un análisis limitado si se dejara solo al tema iraní este “matrimonio de intereses” entre israelíes y parte del mundo árabe, ya que existe otra serie de factores que podría estar acercando a ambas partes, aunque el factor militar incluyendo la búsqueda de los países del Golfo por hacerse con los aviones F35 estadounidenses lo cual además podría generar un desequilibrio de fuerzas en la zona que de todas maneras no se reconoce por “equilibrada”.
En cuanto a Israel, este país es una potencia en temas tecnológicos y desarrollo de aplicaciones colocándolo en un lugar privilegiado a nivel global. No por nada es considerada una “Nación innovadora” (The Startup Nation), uno de sus grandes campos de desarrollo está relacionado con dos elementos ante los cuales el mundo del Golfo está necesitado, agricultura en zona desérticas por medio del sistema por goteo y desarrollo hídrico por medio del reciclaje de agua y plantas desalinizadoras.
En materia de ciberseguridad, los israelíes tienen una maquinaria sorprendente y este tipo de ventajas podrían estar tentando al mundo árabe, así como el desarrollo en temas de defensa; lo cual sería pronto para pensarlo, pero no improbable que alguna parte de esta tecnología como la utilizada en Kipat Barzel (Cúpula de Hierro) sea la tentación de estos países.
Mientras que, en temas de desarrollo e innovación, los proyectos del Golfo a las puertas del 2030; para el impulso de la agenda de Desarrollo Sostenible, buscan diversificar sus mercados, promueven ciertas reformas internas y buscan de alguna forma aislar la imagen como países represores, dominados por leyes religiosas extremadamente restrictivas.
Para los israelíes significa poder relajar un tanto su situación regional, sin bajar por completo la guardia, ya que saben que, en esta zona del mundo verse débil es sinónimo de ser presa fácil y no caerán en ese juego por cuanto han aprendido de errores pasados a comprender los cambios de humor y el lenguaje de los vecinos.
Regresando al conflicto con los palestinos, esto añade una sazón adicional al conflicto desde las perspectivas básicas existentes (territorios, refugiados, Jerusalén, asentamientos, diferencias religiosas, etc.) y es que, en la agenda no declarada de los árabes en su normalización con Israel, el tema palestino pasa a un plano sobre la influencia y el interés para entrometerse en quién debería asumir el liderazgo de este pueblo, algo que no alegra a los gobiernos de Teherán y Ankara, lo cual queda analizar en otro momento.
—
Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.