Hablemos claro sobre las medicinas alternativas

» Por Danny Paredes Rodríguez - Médico

Suena pretencioso decir que – dentro de las formas de conocimiento-  la ciencia tiene el método que produce las mejores aproximaciones a la verdad, pero lo cierto es que las predicciones que realiza suelen ser las más precisas. Resultados que no tienen por ejemplo la intuición, la fe, ni la imaginación artística.

Aunque no en todos los casos se siga el mismo método, la fortaleza de la ciencia se basa en la obstinación por verificar o refutar de sus ideas, y con suerte generar nuevas explicaciones, más completas o más exactas. Las pseudociencias -por su parte- son “disciplinas” impostoras que suelen pasar por ciencia real a personas con poco conocimiento específico de la materia.

Ahora bien ¿es efectivamente la Medicina una ciencia? En los aspectos fundamentales sí. Las bases de la medicina moderna son científicas, sobre todo la fisiología y fisiopatología, es decir las explicaciones del funcionamiento del cuerpo en la salud y la enfermedad. Tratamientos como la angioplastia, los antihipertensivos, y los antiretrovirales se basan en conocimiento de la fisiopatología.

Pero la práctica de la medicina que ha sido descrito como un arte, yo lo describiría como una habilidad en múltiples aspectos: escuchar y examinar atentamente, elaborar hipótesis usando conocimiento actualizado, solicitar las pruebas correctas y escoger un tratamiento basado en guías clínicas o de ser posible la evidencia. Todo esto en un tiempo oportuno y con un trato humano.

Un ideal interferido por limitaciones tanto en los servicios de salud – largas listas de espera, imposibilidad de elegir médicos, carencia de medicamentos-  como limitaciones en la misma práctica médica: enfermedades de difícil diagnostico o de pocas opciones terapéuticas. Por este motivo una satisfacción del cien por ciento sólo se logrará en algunas circunstancias y con algunos pacientes.

Mantener o recuperar salud es un derecho humano reconocido por la OMS, y a la vez una prioridad para la mayoría. Por eso si un servicio de salud no cumple nuestras expectativas, estaremos en búsqueda de alternativas porque como clientes o usuarios queremos al menos la libertad de escoger lo que nos parezca más apropiado para tratar nuestro cuerpo. ¿Por qué no entonces, usar alguna medicina alternativa?

Una medicina alternativa o pseudo medicina es aquella que propone explicaciones acerca de cómo funciona o se enferma el cuerpo, inconsistentes con lo que se ha demostrado que es cierto. Y es el que propone algo el que debe demostrar que es verdadero.  Algunas postulan que hay una energía ¿cúal? que circula por meridianos, o que existen chakras en el cuerpo o puntos en la oreja que afectan a otros órganos, o que la física cuántica explica que un pensamiento produce una enfermedad o que lo similar cura lo similar.

Son pseudociencias o en este caso pseudomedicinas porque no les interesa refutar sus principios o irlos afinando con nuevos hallazgos. Sus bases explicativas son lo que son desde que fueron creadas por algún personaje dotado de una particular intuición reveladora de la verdad. En cambio, las prácticas que no implican una fisiopatología “no convencional” como la fitoterapia o uso de plantas medicinales, no debería llamarse “medicina” sino terapia alternativa.

Las plantas están llenas de compuestos químicos y es probable que algunos de ellos modifiquen receptores celulares o produzca cambios moleculares demostrables. Por ese mismo motivo las plantas medicinales comparten con la terapia convencional, los medicamentos, la posibilidad de interacciones y efectos secundarios. En cambio, una pseudomedicina como la homeopatía o el reiki, que carece de principios activos reales, lo esperable es que no tenga efectos secundarios.

Unos cuantos ejemplos de pseudomedicina son acupresión, ayurveda, biomagnetismo, biodescodificación, flores de Bach, hidroterapia de colon, homeopatía, iridología, kambo, magnetoterapia, medicina cuántica, orinoterapia, osteopatía, quiropráctica, reflexología, reiki, terapia con ángeles, terapia quelante, terapia con cristales, y el toque terapéutico.

Suena contradictorio, pero de todas ellas podremos encontrar testimonios de eficacia. ¿Puede un ingeniero diseñar un buen puente usando ecuaciones matemáticas equivocadas? Por lo general no. Entonces, ¿cómo podemos explicar que estas prácticas con fundamentos falsos, produzcan mejoría o curación en algunas personas? ¿No es suficiente evidencia las anécdotas de casos en los que ha sido efectivo?

Dejando de lado que las anécdotas puedan ser falsas o manipuladas, el principal problema es que hay un porcentaje de personas que mejoran independientemente de lo que usted haga. Las explicaciones fundamentales son la evolución natural, que en algunos casos produce remisión espontánea, regresión a la media y en el caso de una “intervención”, por el efecto placebo.

Cuando una persona está convencida que ingiere un tratamiento que le va a funcionar, aunque sea una pastilla de azúcar o gotas de agua y tiene una respuesta positiva entonces ha tenido una respuesta tipo placebo. Como es lógico, aunque digamos un 20% de los pacientes disminuya su dolor con placebo, eso no autoriza a nadie a vender pastillas de azúcar como analgésicos.

En la práctica de la medicina el tiempo es importante. Un terapeuta alternativo puede dedicar 30 minutos a escuchar al paciente y otros 30 minutos en hablarle mientras lo toca ligeramente con piedras, agujas o pirámides. En ese tiempo el paciente se siente comprendido, valorado, cuidado. En esa relación más humana, yace el poder de la terapia alternativa. Exíjales a esos terapeutas cinco pacientes por hora y su tratamiento fracasará rotundamente.

Del efecto placebo no se escapa la medicina convencional. No podremos afirmar con certeza que un medicamento o terapia funcione, si no se ha comparado sus resultados contra el efecto de un grupo control o del placebo. Al tratamiento estadístico de estas observaciones obtenidas preferiblemente a través de experimentos lo más libre de sesgos posible, es lo que le llamamos evidencia.

El término pseudoterapia es más apropiado cuando se realizan afirmaciones engañosas de eficacia deliberadamente o no, ya que incluye tanto las pseudomedicinas como los verdaderos fármacos usados erróneamente, por ejemplo, usar la vitamina C o el bicarbonato para tratar el cáncer. Para hablar entonces de pseudoterapia habrá que haber examinado la evidencia en aplicaciones específicas.

¿Deben los médicos oponerse a las pseudomedicinas o coexistir con ellas aprovechando su efecto placebo? Desde hace muchos años el Colegio de Médicos de Costa Rica reconoce la homeopatía y acupuntura como especialidades médicas. Actualmente muchos colegas se han “especializado” en otras pseudoterapias que colindan con el curanderismo. Que un profesional de la salud defienda un sistema de curación sin bases científicas sólo puede explicarse por ingenuidad y/o afán lucrativo. No lo afirmo sólo por suponer que no funcionan, ni por defender a las mafias farmacéuticas, sino que he dedicado muchas horas a estudiar estas alternativas.

No es correcto engañar a las personas afirmando que se les va a resincronizar las vibraciones del ADN, desbloquear el chi o limpiar de toxinas. Nada de eso tiene sentido en relación cómo funciona el cuerpo realmente. Es más honesto decir: vamos a escucharte, vamos a hacer afirmaciones para crear expectación de mejoría, o vas a llevar este imán en la oreja para recordarte lo bien que te estás sintiendo, no por el imán sino por tus creencias sobre el mismo.

Las limitaciones de la seguridad social, los errores o malos tratos de los profesionales de la salud, se deben denunciar sin cesar hasta que se corrijan. Creo que, si todos queremos mejores servicios de salud por nuestro propio bien y de las futuras generaciones, la solución no es evadir los problemas recurriendo a las pseudociencias, sino enfrentarlos.

Es claro que las personas tienen derecho a acudir a cualquier pseudoterapia alternativa que deseen. Toda vez que sepan que pueden perjudicarse a sí mismos, que existen los charlatanes, el doctor cuántico, los vendedores de ilusiones, los falsos productos milagro. Una infección no se cura con reiki, un cáncer de estómago no se cura con homeopatía, una oclusión coronaria no responde a imanes. Ni los que reniegan de la medicina convencional pedirían una ambulancia para ir a consultorio alternativo en caso de situaciones graves.

En mi blog aseveracionesinfundadas he ido publicando la explicación de diversas pseudoterapias, como homeopatía, medicina germánica y factores de transferencia, del por qué sus bases no son científicas, la evidencia de eficacia y las conclusiones. También he realizado análisis de algunas prácticas no éticas de las grandes farmacéuticas y del uso médico del cannabis. Las investigaciones son de libre acceso, para que usted consumidor tome decisiones informadas.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@nuevo.elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

Últimas noticias

Te puede interesar...

Últimas noticias