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Gobernabilidad y experiencia: el antídoto contra la improvisación y el populismo

» Por Enrique Castillo - Abogado y Sociólogo

En los últimos gobiernos de Costa Rica, se ha observado una preocupante tendencia hacia la improvisación y la toma de decisiones basadas en ocurrencias. Estas acciones carecen de fundamento y se alejan de principios esenciales como la ética y la responsabilidad, vitales para una gestión adecuada. Este problema se agrava con la falta de experiencia en la administración pública por parte de algunos líderes.

El liderazgo político no se sostiene solo en buenas intenciones; requiere experiencia en la gestión pública. Comprender el funcionamiento del Estado y los procesos administrativos es un aprendizaje que no puede improvisarse. La falta de preparación genera decisiones erráticas, que impactan tanto a las instituciones como a la población.

Este contexto ha provocado un retroceso en el progreso social y económico del país. Diversos estudios muestran un aumento en la brecha entre ricos y pobres, reflejando un Estado debilitado en su capacidad de reducir la desigualdad y promover la equidad. Ante esta realidad, Costa Rica necesita líderes con experiencia, capaces de enfrentar estos desafíos con responsabilidad y conocimientos sólidos.

La gobernabilidad efectiva exige una línea de acción coherente y estratégica, alejada de improvisaciones. Un líder experimentado identifica las verdaderas necesidades del país y formula soluciones sostenibles, basadas en la realidad. En cambio, la falta de experiencia favorece decisiones cortoplacistas que agravan los problemas.

Otro factor que erosiona la gobernabilidad es el discurso demagógico, que apela a las emociones y promesas inmediatas. Este tipo de retórica, impulsada por la falta de preparación, polariza a la sociedad y obstaculiza el diálogo, cerrando la puerta a propuestas que podrían fortalecer la democracia. Un liderazgo experimentado entiende que los verdaderos avances requieren planificación y consenso, evitando caer en la trampa de la demagogia.

La gobernabilidad también implica inclusión, asegurando que las voces de los sectores marginados sean escuchadas. Gobernar de manera inclusiva no solo demanda buena voluntad, sino capacidad para articular soluciones que beneficien a todos los sectores de la sociedad.

Costa Rica enfrenta un reto claro: no puede seguir tolerando modelos de gestión política que carezcan de planificación y experiencia. Gobernar sin estos elementos perpetúa la improvisación y agrava los problemas. Los líderes deben ser responsables, con visión y preparación en cada una de sus decisiones, ya que el daño causado por la falta de experiencia puede ser duradero y afectar a las futuras generaciones.

La experiencia en la gestión pública no es solo cuestión de tiempo, sino de aplicar el conocimiento adquirido y aprender de los errores del pasado. Los líderes con experiencia saben enfrentarse a situaciones complejas sin recurrir a soluciones rápidas o improvisadas. Este tipo de liderazgo es vital para garantizar una gobernabilidad eficiente, ética y responsable.

En definitiva, una gobernabilidad sólida depende de la combinación de liderazgo ético, experiencia en la gestión pública y la búsqueda constante de consensos. Solo a través de estos pilares Costa Rica podrá avanzar y enfrentar con éxito los desafíos actuales y futuros.

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