El Fascismo se basa en un Estado todopoderoso que “dice” encarnar el espíritu del pueblo. La población no debe, por lo tanto, buscar nada fuera del Estado ni sus sindicatos Los procuradores de un Estado fascista ejercen su autoridad por medio de amenaza o violencia y represión institucional contra los grupos de ciudadanos que se “atreven” a cuestionar el statu quo de la plataforma de dirigentes que desean imponerse ante el resto.
La sentencia emitida recientemente por algunos dirigentes sindicales sobre la posibilidad de una explosión social, arremetidas contra la prensa y la libertad de expresión, paralización de servicios públicos y activación de la denominada “democracia de la calle”, debe constituir en un llamado de atención para el Gobierno de la República encabezado por Luis Guillermo Solís Rivera y el Partido Acción Ciudadana sobre la responsabilidad inherente que poseen, de imponer la ley y el orden público en beneficio de las mayorías.
Es falso, como argumentan, que los sindicatos representen al pueblo. Son, en esencia, grupos minúsculos de poder y presión de un sector laboral que ha venido teniendo grandes ventajas a partir del presupuesto nacional, usurpando el erario público, y estructurando un plan de financiamiento para sus actividades y privilegios a costa del resto de la población, la cual si es mayoritaria, que con impuestos cada vez más onerosos, cargas tributarias ya insostenibles, terminamos pagando la fiesta de éstos.
Ante la arremetida fascista de los gremios sindicales es necesario que la población se organice y deje escuchar su voz.
No podemos caer de rodillas ante líderes de pacotilla que no importando el futuro del país, no miden consecuencias y están decididos a llegar hasta el caos, con tal de impedir que sus privilegios sangrantes del erario público se vean afectados.
Tiñen su acción de patriotismo y de un falaz argumento: “erguirse como defensores del Estado Social de Derecho”.
Vamos a referéndum. Que sea el pueblo de Costa Rica quien decida si este modelo de privilegios se mantiene o se modifica. En democracia, palabreja pareciera molesta para estos fascistoides sindicales, en democracia ventilaremos cuál es el verdadero sentir y deseo del pueblo. ¡Que sean las urnas las que hablen!
Costa Rica, es hora de pararse firme sobre la brecha. Es momento de detener lo que podría devenir en modelos totalitarios como el venezolano. Nuestra idiosincrasia es la ley y el diálogo, no la violencia y amenaza.
Estos mercaderes del trabajador pretenden constituirse en luz y guía de lo que debe ser la Patria. Equivocados.
La democracia solo se fortalece con más democracia y estas amenazas no lograrán destruir la herencia de paz heredada de nuestros abuelos.
¡Despierta Costa Rica. Llego la hora de decir basta!
* Presidente Partido Movimiento Libertario
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