Hace pocas horas se ha hecho público el documento Aspectos generales de las Pruebas Nacionales para el Fortalecimiento de Aprendizaje para la Renovación de Oportunidades que adelanta cómo serían los ítems de las pruebas FARO en Educación Diversificada. El documento era necesario para calmar a estudiantes, docentes y padres de familias quienes justamente reclamaban unos de los principios básicos de una evaluación: conocer los criterios bajo los cuales los estudiantes serán evaluados.
Parecía que la prueba FARO se trataba de algo tan nuevo para el sistema educativo costarricense, por medir habilidades y no contenidos como en el pasado. Sin embargo, los cambios en el nombre la prueba no lograron disimular las limitaciones de siempre: su formato es idéntico al de la Prueba Nacional de Bachillerato, el estudiante deberá seleccionar la respuesta correcta. La única osadía de la Dirección de Gestión y Evaluación de la Calidad del MEP fue en permitir al estudiante dar una respuesta cerrada en algunos casos, algo así como responder a la pregunta en cuál mes del año estamos.
Uno de los grandes interrogantes ha sido el contenido de las pruebas, es decir, esos conocimientos o saberes que el estudiante debería dominar en Ciencias, Español y Matemática. Al respecto el documento es ambiguo en delimitar esos “dominios temáticos”, el caso más claro caso es el de Matemáticas donde sólo mencionan los siguientes procesos matemáticos: razonar y argumentar, plantear y resolver problemas, comunicar, conectar, y representar. Sin embargo, queda sin decir los contextos específicos en los cuales aplicar esos procesos.
Más ambiguo aún que los contenidos, son las supuestas habilidades a medir. Se evidencia en el documento que cada programa de estudio entiende desde su propia perspectiva eso que llamamos habilidades, o sea, cada uno usa su propio molde. Cabe recordar que el programa de estudios de Matemáticas es anterior a la actual transformación curricular y política curricular, y por consiguiente, existe un divorcio de cómo trabajar las 13 habilidades de la Política Curricular con los actuales Programas de Estudio de Matemáticas. Un ejemplo de las diferencias de enfoques puede notarse en los términos utilizados en el mencionado documento para elaborar los ítems. En el caso de Español se utilizan los conceptos “aprendizaje esperado” y “proceso”, en cambio en Matemáticas, los conceptos “habilidades” y “habilidades específicas”.
Se ha dicho que la piedra angular del cambio es conocer el dominio de las habilidades de cada estudiante. En este sentido, el documento menciona de forma muy vaga tres niveles de dominio que simplemente se denominan como nivel 1, nivel 2 y nivel 3. La buena teoría indica que estos dominios deberían estar listos y ser conocidos por todos, pues, vienen a sustituir la vieja escala numérica de los puntos. En vez de hablar de que un estudiante sacó tantos puntos en la prueba, se esperaría una descripción detallada de la capacidad de ese estudiante según el nivel de desempeño en el cual se encuentra. Lamentablemente el documento no aclara con detalle este punto lo cual hace pensar lo siguiente: ¿se ha hecho una prueba de pilotaje para validar de forma estadística estos niveles de desempeño?
Finalmente, quiero cerrar estas breves observaciones al mencionado documento, señalando que los estudiantes merecen una formación integral y una evaluación integral. Una prueba estandariza como FARO no logra medir habilidades muy importantes como la colaboración, la comunicación, la responsabilidad personal y social. Así que queda pendiente como las autoridades del Ministerio del Educación Públicas evaluaran estas otras habilidades que son muy importantes en el siglo XXI.
Mi valoración general al leer el documento con los ejemplos de los ítems de la prueba FARO, es que a pesar de los esfuerzos, el vino nuevo se quiere guardar en odres viejos.
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