Caso Cementazo
Durante el último año el tema de conversación obligado y más cubierto por los noticiarios en Costa Rica es el caso del “cementazo”, bautizado así por un medio digital nacional que lo dio a conocer. El caso, se convierte en escándalo gracias a un audio que se hizo público en medios nacionales, en el que el principal imputado realiza una propuesta a uno de los entonces miembros de la junta directiva del Banco de Costa Rica, para simular un incumplimiento contractual por parte de dicho banco, que hubiera servido para liberar al importador de pagar la gran deuda que mantenía con el banco.
El hecho ha tenido aún mayor repercusión por la cantidad de personas de los diferentes poderes de la República que se han visto envueltos. Sin embargo, no es bueno juzgar a priori, ya eso le tocará al Poder Judicial (que tiene también algunos implicados en el asunto por cierto), lo importante es profundizar en el origen del asunto desde el punto de vista constructivo, no pensar que todo se fraguó como una estafa desde un inicio, sino que las intenciones fueron buenas al inicio, pero que el camino se fue torciendo y el hilo se terminó reventando por lo más delgado.
En economía se estudian fenómenos llamados los fallos de mercado, estos fallos son situaciones en los que el libre mercado no satisface las necesidades de la población o no lo hace de forma eficiente, precisamente uno de estos fallos es la competencia imperfecta; dentro de la que podemos precisar los monopolios u oligopolios, ambos son básicamente lo mismo; en una situación de monopolio una empresa es tan grande que controla la producción y el precio de los bienes, el oligopolio funciona como un monopolio pero con varias cabezas, ya no es solo una empresa, pero son tan pocas que pueden ponerse de acuerdo en un precio con el que puedan obtener mayores utilidades.
Este es precisamente el caso de la comercialización del cemento en Costa Rica, dos empresas (Cemex y Holcim) se adueñaron del mercado durante muchos años coexistiendo de la forma más pacífica y sin contratiempos, ¿Cómo logran eso en nuestra economía de modelo “capitalista”?, pues bien, diremos que la forma de calcular el precio de equilibrio en una situación de competencia perfecta es cuando la cantidad que desean adquirir los compradores es igual a la que desean vender los vendedores. ¿Cuál es el problema de tener solo dos empresas?, estas empresas se van a poner de acuerdo en el precio de venta y probablemente no van a producir todo cuanto puedan, porque un aumento en la oferta del bien disminuiría el precio, además apoyarán cualquier acción que ayude a poner barreras de ingreso al mercado (caso cementos David). Si las empresas de nuestro ejemplo de verdad compitieran, una de ambas lograría incrementar las ventas bajando el precio, luego la otra bajaría el precio a niveles menores a los de su competencia para que las personas escojan comprar su producto y así sucesivamente hasta que se llegue al punto en que ninguna de las dos pueda bajar más el precio porque no lograría conseguir utilidades.
Es aquí aparece el gobierno, como un superhéroe que no les va a permitir a las dos empresas que se pongan de acuerdo para perjudicar al consumidor y dándose cuenta de que había “compadre hablado” permite cambiar los reglamentos para que se pueda importar cemento y mejorar la competencia en el país, acción sin precedentes y muy noble sin duda, sin embargo tal y como existen fallos de mercado también existen los fallos en la intervención del gobierno y este parece ser un caso que puede servir hasta para modelo de estudio.
El fallo de intervención se da porque el gobierno no logra prever el efecto de su intervención y por lo tanto tampoco controla las consecuencias derivadas de su accionar. El estado no supo pronosticar la serie de eventos sucesivos, por cuanto estaba interviniendo, mediante cambios a las regulaciones, en un negocio privado. Otro motivo del fallo de intervención es el interés particular, sobre todo cuando se piensa que el estado no tiene o debe fomentar intereses particulares, pero no se debe olvidar que el estado está compuesto por personas, cada una con sus propios intereses y formas distintas de pensar, diferentes valores morales y éticos. Se podría pensar que no todos los funcionarios que apoyaban la medida del gobierno estaban pensando en su propio interés particular, por cuanto recibió aprobación de jerarcas y legisladores que no tenían relación con el importador de cemento, sin embargo, el gobierno no fue capaz de anticipar que en un negocio de tanto dinero, muchos funcionarios, legisladores y judiciales podrían verse tentados.
Ya en frío, el escándalo de corrupción está muy fresco para hacer una objetiva evaluación de la intervención del gobierno en el caso del cemento, el tiempo, un mediano a largo plazo digamos, mostrará los resultados de la decisión tomada con premura. El gobierno debe buscar implantar mecanismos que disminuyan los efectos de la corrupción y demás consecuencias de las fallas de intervención, será tema de discusión en otro artículo el aporte que le hacen al estado la gran cantidad de órganos de supervisión, llámese; Contraloría, órganos de supervisión bancaria, de seguros, bolsa etc., y que en casos tan sonados en los últimos años nos dejan la pregunta latente, ¿Qué es lo que supervisan?
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