La emisión de Eurobonos por parte del Estado costarricense no es una gestión financiera nueva, ya que en el año 2012 se emitieron bonos con vencimiento al 2023 y ofrecieron una tasa del 4,25% a un plazo de diez años. En ese entonces existía, al igual que ahora, una preocupación por la situación fiscal del país, no obstante, en este momento se cuenta con la aprobación de la ley para el fortalecimiento de las finanzas públicas (N°9635), lo que marca un punto de inflexión en el análisis.
También el déficit fiscal y el crecimiento económico -el cual incide directamente en el empleo- muestran una dinámica distinta a la de 2012. Actualmente se presenta una situación más preocupante:
- Déficit fiscal: entre el 2012 y el 2018, según datos del Ministerio de Hacienda, el déficit primario creció un 53% y el déficit financiero se duplicó. Además, en el 2012 el financiamiento interno representó el 64%, mientras que en el 2018 fue el 93%.
- Crecimiento Económico: según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR), en el 2012 el PIB real creció un 4,8%, mientras que en el 2018 fue de un 2,7%.
Adicionalmente, al comparar el 2012 y el 2018, podemos observar que nos encontramos en dos etapas distintas del ciclo económico, mientras que en el 2012 estábamos en una etapa de estabilidad (expansión) ahora nos ubicamos en una de desaceleración.
También se debe considerar que en el 2012 y subsiguientes, la economía internacional -y nuestro país- estaba en la etapa post crisis económica mundial, donde los embates de esta se habían diluido y la dinámica mundial se podría considerar como normal, tal como lo afirma la Cepal en su Estudio Económico de América Latina y el Caribe de 2014.
Sin embargo, hoy nos encontramos ante un escenario distinto, dos economistas reconocidos a nivel mundial, con visiones y paradigmas de enfoque económico distintos, Paul Krugman y Nouriel Roubini, pronostican que las economías deben prepararse para una futura crisis económica mundial, que podría iniciar en el 2020.
Lo anterior significa una conceptualización y gestión empírica distinta de las finanzas públicas a partir del presente año. Es importante no perder de vista el recordatorio que hiciera el expresidente Solís Rivera el 01 de agosto de 2018, cuando comunicaba al país, mediante una cadena televisiva, sobre el inicio de un período de iliquidez para cumplir con las obligaciones financieras de ese año, situación que se expande a la nueva gestión de gobierno, llevándolo a recurrir a las letras del tesoro -a finales de 2018-, como mecanismo de financiamiento. Lo anterior ha sido relevante en la discusión del proyecto de ley, expediente N°21201: Autorización emisión de títulos valores en el mercado internacional y contratación de líneas de crédito, ya que el entorno actual de las finanzas públicas continua siendo -prioritariamente- un problema de flujo de caja, lo que significa dotar al Poder Ejecutivo y, en específico, al Ministerio de Hacienda -prontamente- de los recursos necesarios para hacerle frente a las obligaciones financieras inmediatas.
En este sentido, basta con analizar dos elementos centrales que inciden sobre el flujo de caja del Gobierno Central:
- Los vencimientos de deuda pública: durante este año se deben honrar mediante su pago aproximadamente 4.625 millones de dólares.
- La relación pago de intereses / ingresos tributarios: de 2012 a 2018 ha crecido de manera importante esta relación, lo que refuerza el argumento de que la discusión actual de la aprobación de títulos valores -eurobonos- se enmarca en un entorno económico y financiero muy distinto al de 2012.
Todo lo anterior implica un abordaje diferente con respecto a la solicitud de emisión de deuda externa y, no se debe olvidar que el mismo BCCR en su Programa Macroeconómico 2019-2020, recomendó el financiamiento externo, principalmente si este reduce la presión interna sobre las tasas de interés y el tipo de cambio.
Por ello, la autorización para la emisión de eurobonos se puede considerar como una estrategia de financiamiento óptima para el país, que no solo contribuye a la disposición de fondos para fortalecer el flujo de caja del Gobierno Central, mientras se materializan los resultados de la reforma fiscal, sino también con un entorno de estabilidad interna en dos de los principales macroprecios: tasas de interés y tipo de cambio; ambos relevantes para una estrategia de reactivación económica.
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