Por Monika Beutel González
Estas fueron las palabras con las que un enfermero del Hospital de Heredia en una Sala de de Emergencias, me contestó cuando pregunté por qué mi tía, una paciente con cáncer de mama en fase terminal, no estaba recibiendo morfina vía intravenosa como estaba indicado.
Hacía tres meses y medio le habían diagnosticado un cáncer de seno con metástasis en los huesos y su salud se fue deteriorando con gran rapidez. El viernes 15 de enero mi hermana junto con mis tíos tuvieron que internarla de emergencia con un paro renal. La recibió una doctora de Cuidados Paliativos quien fue la que le colocó una sonda y la vía para la morfina. La dejaron durmiendo tranquilamente.
Al día siguiente cuando yo llegué a verla, era mediodía y ella se retorcía del dolor ante la total indiferencia del personal de enfermería y la doctora de turno, la cual me pidió llamar al resto de la familia para hablar con ellos, sin explicarme cuál era el motivo. Consideró que era demasiado agotador darme el detalle a mí y repetirlo nuevamente? Será que yo tenía cara de bruta? Incapaz de comprender lo que iba a explicar? Fue cuando uno de los enfermeros me dijo que si teníamos morfina en la casa la trajésemos al hospital para administrársela porque la doctora no quería recetársela sin hablar antes con Cuidados Paliativos, estando esta sección cerrada desde el viernes a las 4:00 p.m. hasta el lunes a las 7:00 a.m. O sea, que si uno llega con una crisis de dolor a Emergencias en un hospital durante el fin de semana tiene que esperarse hasta que sea lunes en la mañana para que le receten algo. En realidad, no es así. Todo hospital estatal tiene protocolos y medicina para tratar crisis de dolor, pero en el caso de mi tía, una paciente desahuciada, lo que la médico en turno buscaba era que la lleváramos a la casa para que desocupáramos la cama. Esto me lo explicó un médico conocido. Sí, así de fácil, así de real!
No importaba que durante más de 30 años mi tía hubiese trabajado y cotizado de su poco salario a la Caja. Tampoco valía el hecho de que era en ese momento en que más necesitaba del cuidado y atención médica al que tenía derecho. O es que solo los pacientes que pueden salvarse merecen atención? Y dónde está sensibilidad humana y profesional de otorgar al paciente terminal una muerte digna?
Mi tía falleció en el Hospital de Heredia el domingo a medianoche. No la llevamos a la casa, porque ahí no se contaba con el equipo necesario para darle el cuidado que requería y merecía. La última vez que la ví estaba profundamente dormida y así permaneció. La familia hizo valer el derecho de mi tía como paciente y al médico a cargo no le quedó otra que emitir la receta por la morfina y tratarla.
Pero qué pasa con tantos pacientes que llegan a los hospitales del Estado y los tratan como si el servicio que están recibiendo fuera una donación? Aquellos que no cuentan con una familia con cierta educación y que son intimidados por un título universitario y una retahíla de términos médicos?
No dudo que hay personal médico de gran valor en los hospitales de la Caja Costarricense del Seguro Social, pero también hay muchos que se les olvida que el salario que perciben quincenal o mensualmente lo pagan los pacientes, cada mes, con su trabajo, en la proporción que les corresponde. El servicio que nos brinda la Caja no es gratuito, hemos pagado por él por muchos años. Y lo pagan las empresas que nos emplean, también. Sí, tal vez el Hospital de Heredia no pasó la factura al final del servicio como lo hace un hospital privado, pero la pasó durante 30 años de vida laboral de mi tía.
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