Este mes que está por acabar nos deja varias conclusiones con respecto del comportamiento amoral de la izquierda progresista

La misma izquierda que se ha inventado derechos y que supuestamente defiende los derechos de todas las personas justifica el acto más repudiable que es violentar contra el derecho más fundamental de los seres humanos que es el derecho a la vida. Pero para los izquierdistas progres y para todo el progresismo como tal no hay vuelta atrás. Ha quedado en la más absoluta evidencia su doble moral o peor aún su carencia de moral. Y así quieren decirnos cómo pensar, cómo hablar y qué absurdidades creer y aceptar como verdades.

No solamente actúan con violencia y rebeldía en sus populares manifestaciones y protestas cuando atacan iglesias, negocios y realizan espectáculos obscenos ante el ojo público de la manera más banal. Sino que también son capaces de apretar el gatillo para aniquilar la libertad de expresión de quien les debata sus ideas carentes de razón y objetividad. Porque estas personas odian la idea de que existan otras ideas.

Los progres exigen tolerancia para con sus más burdas obscenidades en sus manifestaciones más populares como las marchas feministas cada 8 de marzo y las marchas del orgullo que festejan todos los junios de cada año. Y el disidente debe aguantar y “tolerar” todas esas cosas en pro de la “libertad de expresión” de ellos. El disidente debe permitir que todas las compañías sirvan promoviendo, financiando y hasta imponiendo toda la propaganda progresista que celebra al colectivo del abecedario. Debe permitir que sus hijos vayan a escuelas, colegios y universidades donde se les adoctrina sobre teorías e ideologías carentes de sentido común. Debe permitir que todo el contenido de Hollywood, “artistas” musicales, Disney y Netflix lave el cerebro de sus niños con ideologías progresistas.

Debe permitir que su fe sea blanco de ataques tal y como sucedió en la inauguración de los juegos olímpicos de 2024 en Paris. Porque el progresismo únicamente ataca al cristianismo, a las iglesias y a los creyentes. ¿Por qué será? Y denunciar la invasión islámica en Occidente es “islamofobia”. Porque para todo hay una fobia – una falacia que cancela todo contraargumento y acaba a priori con todo debate sin siquiera iniciarlo.

Pero cuando el disidente finalmente sobrepasa los límites de su hartazgo y habla, el progresismo lo manda a callar, CON ABSOLUTA INTOLERANCIA a su criterio propio, censurando y cancelando primeramente su libertad de pensamiento y expresión, echando mano de sus más financiados y patrocinados tentáculos en redes sociales como Facebook (tal y como lo aceptó Mark Zuckerberg recientemente), organizaciones supraestatales (ONU, Foro de Davos, Corte Interamericana de DDHH) y medios de comunicación hegemónicos (CNN, MSBC, etc). Simplemente porque se atreve a ir contra corriente, contra la cultura que se ha impuesto por la fuerza a través de su falaz narrativa, poderes políticos y la industria de la comunicación y el entretenimiento. Porque nadie es más odiado que quien dice la verdad.

Y si el disidente no para de decir la verdad, entonces lo asesinan. Y los progres festejan y justifican tal asesinato en todo tipo de medios, redes sociales y espacios públicos. Porque en medio de la cultura hegemónica progresista orweliana en que vivimos, el que se atreve a ir contracultura merece morir de la forma más despiadada posible. Y su derecho a la vida no vale, no cuenta, porque se merece la muerte. No por usar un discurso de odio, sino por usar un discurso que los progres odian.

Es más que evidente cuál es el lado correcto de la historia. Y para la izquierda progresista, violenta, asesina y terrorista no hay vuelta atrás. Ya no pueden seguir jugando a los buenos victimizándose y ofendiéndose por todo hablando del ”amor” y cambiando la “o” por la “e” en las palabras, cuando son capaces atentar contra la vida de las personas que con argumentos sólidos y objetivos debaten sus ideas.

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