“El aumento de la esperanza de vida de una persona se determina a partir de sus hábitos saludables y una salud mental estos dos factores se tornan fundamentales, si queremos vivir mejor nuestra madurez hasta los últimos días”.
Los programas de envejecimiento saludable llegan para crear una perspectiva diferente e innovadora sobre el hecho de envejecer, dejando de lado supersticiones y mitos que platea la sociedad desde hace muchos años donde envejecer se trataba de perder facultades, crear una clasificación en la sociedad… ¿Pero qué es el envejecimiento saludable?
El envejecimiento saludable se define como el proceso de incrementar las oportunidades de salud física, mental y social que permiten a las personas de edad mayor participación activamente en la sociedad, sin padecer discriminación y gozar de una calidad de vida buena e independiente. También, este concepto se enlaza no solamente en la persona mayor sino también enfocado a tener una base desde la infancia hasta la vejez, en lo que se conoce como “estilos de vida saludable”, sea fundamental de cara a preparar un envejecimiento satisfactorio y que nos permita vivir con plenitud los últimos años de nuestra vida. La propuesta trabajada en nuestro país en instituciones privadas y públicas con el fin de una estrategia de promoción del envejecimiento activo y saludable gira en ciertos lineamientos para su ejecución: Participación y soporte social, salud mental, entorno, nutrición, actividad física, prevención de las lesiones, malos tratos, abuso de substancias adictivas (alcohol, tabaco), uso de medicamentos y problemas asociados y servicios de prevención. Ante una concepción de pensamientos implantados por creencias en la sociedad actual donde según la cual, envejecer implica pasividad y dependencia; los paradigmas de envejecimiento activo y saludable ponen el acento en la autonomía, los derechos sociales y la vinculación relacional de las personas mayores. Se trata de cambiar la visión actual del envejecimiento por otra que valore las contribuciones de la gente mayor, que rechaza la discriminación por la edad, pretende reducir las desigualdades y que proporciona entornos con oportunidades para que las personas mayores puedan hacer las elecciones más saludables para mejorar su independencia y su calidad de vida. El deterioro funcional que acompaña el envejecimiento puede posponerse manteniendo una vida física, mental y socialmente activa. Por tanto, el objetivo de los programas de promoción de la salud dirigidos a las personas de edad avanzada, no consisten en prolongar la vida indefinidamente, sino, en dar la mejor vida posible a los años que le quedan a cada persona. Estos programas no se orientan a solo a las personas adultas o mayores sino también, establecen una base desde la infancia para educar desde niños la importancia de envejecer saludablemente
Se ha comprobado mediante experimentos sociales que el hecho de envejecer bien depende hasta un 75% de nuestros hábitos. Envejecer bien lo logramos con cuatro fundamentos clave: Participación y soporte social, Salud Mental, Nutrición.
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