¿En qué país vivimos?

Es a través del caos desde donde se nos domina y/o controla. Antonio Gramci es el ideólogo. La cúpula del Poder Judicial se convirtió en un nido de abogados viejos —de vieja data de vieja escuela— eso que llaman “garantistas”. Un periodismo que es falaz aunado a un desencanto general. Hay evidentemente grupos que adversan al presidente. Y todo esto nos lleva a externar esto que sentimos los ciudadanos, esa presión. Es como una olla de presión que va calentando que va calentando. Y que precisamos volver a la tranquilidad. Además, llama la atención el alejamiento del mundo intelectual. Es que no produce ninguna idea de valor. Esta fotografía, esta panorámica, este gran plano general, pareciera estar sucediendo ahora mismo, aquí y ahora, en nuestro país.

A continuación, una crónica, un análisis colaborativo en conjunto con el profesor Guillermo Carvajal quien nos llama a la reflexión en sus charlas en su canal del YouTube.

En el Poder Judicial quieren jubilarse a sabiendas de que el PJ no contará con los fondos a largo plazo.  En ese cálculo han perdido su vocación judicial de trabajar para Costa Rica en las Salas donde estén. A la alta magistratura, a los que tienen esos puestos de mando a los magistrados a los fiscales a esos que perciben ingresos altos.

Dentro de este encuadre de un periodismo falaz, perezoso, es otra la Costa Rica que se nos muestra día a día. Máxime desde que la democracia eligió al gobierno de Rodrigo Chaves. Es un constante contra relato —lo cual está bien— pero no de la mentira. La balanza se inclina impunemente. Tiene que haber balance informativo sino están siendo cómplices de un autoritarismo, solapado y de larga data. Por eso la gente, la ciudadanía reaccionó eligiendo al candidato disruptivo y hasta el presente el apoyo no ha cesado. Mas, bien al contrario, estamos presenciando lo infrecuente: la gente —el tico— sigue contento, satisfecho con el gobierno. Hechos: hasta el momento no ha habido un sólo caso de corrupción —inusitado.

Y esa es la Costa Rica que estamos viviendo. Una Costa Rica que se siente insegura por esa cúpula del Poder Judicial. Y el gran temor que ellos tienen son justamente las elecciones del 2026, porque hay 12 o más cargos que deben sustituirse. De esas Salas de los 22 magistrados hay que renovar totalmente. Y esa es la renovación que ellos no quieren. O, que quisieran que la hubieran hecho los partidos oligárquicos: la Unidad Social Cristiana o el Partido Liberación Nacional. Pero esos partidos, quedó demostrado por el pueblo de Costa Rica, que ya la gente no quiere a esos partidos. Sumadas las dos convenciones no llegan a los 150.000 votantes. En otras palabras: no jalan nada. No tienen atractivo. Hay un absoluto desencanto.

Pero lo que ocupamos renovar es ese Poder Judicial. Ocupamos un equipo de gente, de ciudadanos, con vocación de servicio, patriotas, que amen a su país y al de sus hijos.

Por tanto, uno ve que hay desencanto en general. Hay grupos que adversan al presidente. Hay grupos importantes, aunque las encuestas hablen de un 65, un 70 por ciento, un 80% podemos llegar hasta un 81% que ha sido lo máximo que ha tenido. Pero, ese 20% ahí posteando en las Redes Sociales es incómodo. Son grupos incómodos que no le dan paz social al país. Lo inquietan, lo molestan, lo acosan, es un acoso permanente contra el quehacer presidencial.

Y todo esto nos lleva a externar esto que sentimos los ciudadanos, esa presión. Es como una olla de presión que va calentando que va calentando. Y que ocupamos volver a la tranquilidad. Nosotros necesitamos estar preparados para las elecciones del 2026. Que podamos hacer la mejor elección en la vida del costarricense. Mantener el nivel de vida en que el país está, el desarrollo económico, la política internacional que ha sido buena. Empresas que quieren venir a invertir si se aprueba la ley de jornadas 4/3. Entonces, el bienestar está asegurado.

Entonces, ocupamos volver a la tranquilidad, actuar dentro de los cánones dentro de los que se ha movido la vida política de este país.

Tranquilidad que no ha tenido don Rodrigo Chaves, porque lo han acosado desde el primer día. Y él ha tenido que sacar sus garras para defenderse. Aquí cada semana que le toca dar sus conferencias de prensa los chismes corren. Y ahora corre finalmente el chisme de que el presidente está convocando a una revolución —carita de risa, emoticón.  Lean por Dios o vean las noticias o lean el fragmento de lo que él dijo. El no quiso decir eso. Lo que dijo es que no le jalen tanto los huevos al gallo, porque van a terminar impulsando el estado de confusión el caos.

Lo que pasa es eso un montón de gente desencantada de la vida política que no ve más que el caos como solución. Y como no tienen candidato entonces ellos lo que quieren producir es eso: desorden.

Por su parte, el mundo intelectual otrora reconocido por su participación pro-activa en el debate nacional hoy más bien llama la atención su ostracismo auto impuesto. Ya que como es por todos conocido no producen ninguna idea de valor. Las mismas universidades están en luchas internas entre los jóvenes. Los nuevos rectores que son nombrados no representan esa estabilidad que le daba la vida académica de la antigua Costa Rica.

Entonces, si usted empieza a observar cada uno de los sectores de este país y las universidades igual en una profunda crisis de liderazgo. Esa es la gran palabra: la gran crisis de liderazgo que está viviendo Costa Rica hoy. Y eso porque no nos supimos preparar para darle a Costa Rica continuidad en su vida política.

Estamos al abrigo del único líder que hay en este momento que es el presidente de la república. Pero, ocupamos que emergentemente aparezcan al lado de él nuevos líderes que nos guíen que nos den la mano. Que nos hablen que nos digan cual es la ruta que vamos a seguir. Cómo vamos a seguir en esta transformación. Ocupamos eso: oírlos, verlos y verlos actuar.

Y alguien podría decir, bueno, esperemos a septiembre. Pero, no, porque los tiempos van muy rápido, la vida va cada vez más rápido, el poder judicial está haciendo un gran daño. Y cada vez que puede va ir dañando figuras y figuras. Y va ir empañando a las figuras de los que están hoy día en el poder.

Ocupamos estar preparados para poder vivir esas elecciones del 2026 con la mente abierta y el cerebro dictándonos la mejor decisión, porque va a ser, porque va a ser la elección más importante que vamos a tener los costarricenses este tercer milenio.

Los invoco a la reflexión, a que piensen en el cotidiano. A todo esto, que está pasando. Al deterioro que estamos presenciando al saber que el poder judicial al hablar de 23 allanamientos, al ver que igual pasó con la Caja, cuantos funcionarios están hoy día fuera, perdieron sus cargos directivos. Y entonces, cuántas instituciones tienen en la mira esos viejos partidos ya desde la Asamblea Legislativa no contribuyen más que en crear el caos. Los magistrados están tranquilos —tras bambalinas— ellos actúan con sus cuerpos policiales: manejan el OIJ, eso tenemos que revisarlo. No puede ser que haya una policía que se separe de los demás cuerpos policiales. Los cuerpos policiales deberían estar todos bajo el mando del poder presidencial. Porque si no pasa lo que está pasando: rompen las estructuras. Y cuando vienen los procesos judiciales finalmente se van a la casa porque no encontraron ninguna prueba. Y ya son muchos casos. No es uno. Son muchos. En este último 23 personas y ninguna con cargos fue dejada en prisión.

Lo cual nos dice que tampoco así se vive en democracia: que un día cualquiera lleguen y te lleven a una prisión sólo por el capricho de un determinado fiscal se le ocurrió que usted había incurrido en una falta. Eso no es posible. Esa no es la Costa Rica que nosotros conocemos. Y si en el pasado han habido presidentes que han estado en la cárcel, fue después de haber sido presidentes y por haber incurrido en actividades comerciales propias de lo que ellos realizaban.

El actuar a ciegas. No podemos permitir eso en Costa Rica.

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