En un día como hoy, en 1778 nació un gran costarricense, su padre, el fraile Luis de San Martín y Soto y, su madre, Cecilia del Castillo. Ella oriunda de Ujarrás, rápidamente trasladó su residencia a San José.
A los dieciséis años era maestro en Heredia. Se trasladó a León en Nicaragua para realizar sus estudios sacerdotales. Tuvo excelentes maestros de pensamiento franciscano. El rector Rafael Agustín Ayestas y Francisco Ayerdi. Francisco y Florencio alcanzaron la rectoría y vicerrectoría del seminario.
Ayestes quiso convertir el seminario en universidad. Tarea que pido realizar Florencio del Castillo más adelante.
La capacidad intelectual de Florencio le permitió alcanzar los títulos máximos en la academia. Su vida limpia y, persona reconocida de buenas costumbres le valieron para ser designado representante de Costa Rica ante las Cortés de Cádiz en España de 1810 a 1814.
Las batallas de Florencio del Castillo se iniciaron muy pronto. Logró la habilitación de Matina, lo que permitió que la provincia de Costa Rica abrirse al mundo. Pidió la libertad de derechos (impuestos de la Corona) por diez años para estimular la llegada de comerciantes al puerto.
Pidió recursos financieros para que Costa Rica pudiera desempeñarse en sus tareas.
Sus proyectos fueron de humano. Sus sensatas intervenciones le convirtieron, muy pronto, en líder de los representantes de ultramar (América Latina). De los 300 diputados que integran las Cortés de Cádiz llega a ocupar la Secretaría, la Vicepresidencia y la Presidencia en el período de 1813 ocupa la Presidencia.
Como diputado promovió: la habilitación de los puertos de Matina y Puntarenas. La rebaja al impuesto sobre el cacao y el otorgamiento del título de Villa a varias poblaciones de la provincia. Especialmente, de su natal Ujarrás.
Luchó por la concesión del derecho a la ciudadanía de los negros en América. Su profundo sentido de justicia social le permitió abogar con pasión por la eliminación de las “mitas”. Era un sistema de esclavitud aceptable en la época. Parafraseando al diputado era una servidumbre personal que convierte en esclavos a seres humanos.
Textualmente dijo el diputado Florentino del Castillo: “… echa por tierra (la mita) los más preciosos derechos del hombre libre, es incompatible con la libertad civil, derecho de propiedad y seguridad individual de los ciudadanos; ella causa, en fin, infinitos males y ningunos bienes.”
Todas las leyes que atacan y destruyen la libertad o impiden la independencia de voluntad o el sometimiento (de los indios) a la voluntad extraña, a la separación de las familias, dejando los hijos a los padres, los padres a sus hijos y sus consortes se oponen a la razón y a las mismas leyes. Este era parte del razonamiento del diputado costarricense.
Su análisis era lógico y sistémico. Profundo. Mostraba una sed de justicia. Siempre alzó su voz en defensa de los naturales y sus derechos. También abogó para que tuvieran representación en las Cortés.
Florencio del Castillo logró convertir el Seminario Conciliar de León en la Universidad que tanto amaba. Nunca regresó, pero su pasión por la educación le permitió ser nombrado como rector en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado de Oaxaca.
En México tuvo que desempeñar funciones políticas importantes debido a la independencia. Acompañó al Emperador Iturbide a su coronación. Fue diputado por Oaxaca en varias oportunidades. Como académico tuvo entre sus discípulos preferidos a Benito Juárez, figura distinguida en la conformación de la República.
Muere en 1834. A los 56 años. En sus funciones dentro de la academia mexicana.
Florencio del Castillo es parte sustancial de la historia de Costa Rica. Sus principios y valores constituyen una fuerte raíz de nuestra nacionalidad. Su promoción de la academia, le permite, situarse entre los grandes seres humanos que forjan la primera generación de intelectuales que nos permite un desarrollo histórico propio.
La historia le hace justicia. Le reconoce como “prócer de la América española”.
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