Ya volvimos a la cotidianidad del curso lectivo. Nuevamente la rutina mañanera, pendientes por atender, tareas por dar seguimiento y hay que decirlo, también se experimenta cansancio.
A esto, se deben sumar diferentes retos, como adaptarse a un nivel más de rendimiento académico, a nuevos compañeros, compañeras y docentes y hasta a algunas problemáticas sociales que no pasan lejos de las aulas de los centros educativos.
Como profesionales en Orientación tenemos ese escenario totalmente claro y conocemos las emociones y sentimientos que el inicio de lecciones provocan en la población estudiantil y en general, a lo largo de todo el año.
Actualmente, los poco más de 1390 agremiados y agremiadas al Colegio de Profesionales en Orientación (CPO) que laboran en las diferentes escuelas y colegios del país, esperan con ansias a las personas estudiantes, pero no solo en sus oficinas, sino también en sus lecciones semanales.
Porque es importante recordar que nuestra labor no es solamente reactiva, como muchas personas podrían pensar, sino que contamos con un programa sistematizado de herramientas y técnicas que tienen gran incidencia en cada una de las etapas de la vida y que son trascendentales para el futuro, como la elección de carrera, por ejemplo.
Nuestras lecciones tienen una propuesta metodológica participativa y esto implica un proceso que exige una actividad plena y consciente de las y los estudiantes para preguntar, buscar, resolver, crear y recrear los conocimientos.
En estos espacios, la Orientación tiene la posibilidad de intervenir a lo largo de la vida, promoviendo el desarrollo de la persona estudiante, con énfasis en su dimensión vocacional, cognitiva y personal-social, desde una perspectiva sistemática y procesual.
También se trata de un enfoque educativo de prevención integral donde se considera al ser humano en su totalidad (físico, emocional, social, ético espiritual y vocacional). Se hace énfasis en la responsabilidad de las personas consigo mismas y la sociedad.
Los instrumentos utilizados son validados científicamente y a partir de los resultados que generan, la persona orientadora puede realizar interpretaciones y dar un acompañamiento profesional.
Es precisamente al saber de nuestro alcance y el impacto que logramos en los niños, niñas, jóvenes y sus familias, que hacemos un llamado para que las personas estudiantes aprovechen al máximo nuestras lecciones.
Hacemos extensiva esta invitación a los padres y madres de familia y les decimos que no están solos. Entendemos la realidad que viven y los retos a los que se enfrentan. Les queremos acompañar y guiar en los diferentes procesos.
Y también, pedimos a las autoridades del Ministerio de Educación Pública que reconsideren y echen marcha atrás al cierre de plazas de Orientación que se viene presentando desde el 2023.
Como se lo hemos hecho saber y lo hemos afirmado por otros medios, lejos de quitar profesionales, se requiere reforzar su presencia ante las evidentes necesidades post pandemia que se han presentado en las instituciones, tales como situaciones de violencia, acoso escolar, conductas suicidas, consumo y tráfico de drogas, entre otras.
Intervenimos en las etapas más sensibles de las personas. Tenemos la capacidad y el conocimiento técnico para preparar a las futuras generaciones que sacarán adelante al país en la toma de las decisiones más cruciales.
¿No es esto una gran responsabilidad? ¿No es esto suficiente para reflexionar sobre nuestro aporte? Reiteramos, nuestras puertas siempre estarán abiertas para todos y todas y tenemos toda la intención de aportar para promover una mejora en la sociedad.