Al celebrar la conquista del voto para la mujer costarricense, a través de la aprobación en la Asamblea Nacional Constituyente de ese derecho, reconocemos las luchas de muchas mujeres en cuyos hombros nos levantamos.
Desde principios del siglo pasado, la Liga Feminista Costarricense (1923), liderada por la abogada Ángela Acuña Braun y la educadora Ana Rosa Chacón, quienes movilizaron mujeres y plantearon argumentos a los integrantes de los Congresos de la República para que reconocieran el derecho al voto de las mujeres. La iniciativa contó con el beneplácito de presidentes y líderes políticos como Julio Acosta, Ricardo Jiménez y el padre Volio, pero nunca las votaciones alcanzaron mayoría hasta la Asamblea Constituyente.
Las lideresas Ángela Acuña y Ana Rosa Chacón que inspiraron la Liga Feminista nos ofrecen su ejemplo de superación. Ángela, nacida en Cartago quedó huérfana a los 12 años. Fue criada por sus tíos y después de concluir el Colegio Superior de Señoritas continuó su educación en Francia e Inglaterra. Regresó al país para contraer matrimonio y continuar su afanosa lucha por los derechos de la mujer y los derechos humanos. Fue la primera abogada de Costa Rica y Centro América. También fue la primera embajadora de Costa Rica ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Desde ahí, es fundadora de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en carrera diplomática desde 1954 hasta 1972). En 1982 la Asamblea Legislativa la reconoce como persona Benemérita de la República. Ana Rosa, educadora y compañera de otras notables mujeres de su misma profesión como Corina Rodríguez, Lilia González, Carmen Lyra y Vitalia Madrigal entre otras, dieron un paso al frente para defender la democracia costarricense contra la dictadura de los Tinoco. Ella continuó su empeño humanitario al lado del programa “una gota de leche” al que pertenecía desde 1913. Este esfuerzo educaba a las madres sobre la importancia de la lactancia y compartía leche para los niñas y niñas que provenían de los hogares humildes. Ana Rosa fue líder en la revolución del 48 y en 1953 fue electa entre las primeras tres diputadas de nuestro Congreso. Actualmente, está en proceso su reconocimiento como ciudadana Benemérito de la Patria.
Es de justo reconocer el papel de la primera dama Elena Gallegos, esposa del presidente Julio Acosta García (1920-1924) quien integró, acompañó y fortaleció el papel de la Liga. Ella de nacimiento salvadoreña, se educó en París. Conoció al Cónsul General de Costa Rica en San Salvador, Julio Acosta. Se casaron y se trasladaron a vivir en Costa Rica y mientras su esposo era Ministro de Relaciones Exteriores, ella se desempeña en labores sociales. Durante su período como primera dama se gestó el trabajo de la Orden del Buen Pastor para atender a las mujeres privadas de libertad. Elena acompaña a su esposo, como Ministro de Relaciones Exteriores por segunda vez (1944-1948) a la Conferencia de San Francisco donde se firmó la Carta de las Naciones Unidas.
Estas líneas sean para expresar el papel de mujeres en la historia del sufragio, la educación, los derechos de la mujer, la obra social y los derechos humanos. En ese período de 70 años de luchas y conquistas democráticas.
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