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Empoderar los espacios públicos y fortalecer las comunidades: Claves para una nueva política de seguridad ciudadana

» Por David Hidalgo Porras - Abogado experto en seguridad ciudadana y director de Seguridad Ciudadana de Desamparados

Por décadas, Costa Rica ha sido reconocida como un bastión de democracia y paz en América Latina. Sin embargo, como muchas naciones, enfrenta el reto de garantizar la seguridad ciudadana en un contexto cada vez más complejo. Hoy, más que nunca, es imperativo replantear la estrategia para abordar esta problemática, integrando el empoderamiento de los espacios públicos y las relaciones comunitarias como ejes centrales de una política de seguridad renovada.

Espacios públicos seguros: pilares de la convivencia

Los parques, plazas y calles no son solo infraestructuras físicas; son escenarios donde la comunidad se encuentra, interactúa y construye tejido social. Sin embargo, el abandono o la falta de atención a estos lugares puede convertirlos en puntos de riesgo que alimentan la percepción de inseguridad.

Un diseño urbano que priorice la seguridad es fundamental. Esto implica mejorar la iluminación, garantizar una señalización clara y facilitar el acceso seguro. A la par, el mantenimiento constante de estos espacios es esencial para evitar que el deterioro invite al delito. Pero la infraestructura, por sí sola, no es suficiente. Actividades culturales, recreativas y deportivas deben revitalizar estos entornos, convirtiéndolos en centros de convivencia y participación ciudadana, tomados por completo por los ciudadanos y vecinos de cada barrio.

Relaciones comunitarias: la clave de la corresponsabilidad

Una política de seguridad efectiva no puede depender únicamente del Estado. La participación activa de las comunidades es indispensable para crear entornos más seguros. Esto comienza con la formación de redes vecinales que trabajen en conjunto con las fuerzas de seguridad, estableciendo canales de comunicación que fomenten la confianza mutua, y se convierta en una red de inteligencia en ambas vías, que genere espacios continuos de retroalimentación. Esto a su vez contribuirá a que el espacio púbico de la comunidad sea cada vez más seguro, ya que la delincuencia, no tolera y aborrece, barrios plenamente comunicados y enlazados fuertemente.

Esto también nos debe llevar a fomentar el liderazgo comunitario, desde incluso los más pequeños y los jóvenes.

Un modelo comunitario para la seguridad ciudadana adecuado

La relación entre la ciudadanía y la policía es un elemento crucial en una estrategia de seguridad exitosa. En este contexto, Costa Rica puede adoptar, fortalecer y adaptar el modelo SARA (Scanning, Analysis, Response, and Assessment), un enfoque reconocido a nivel mundial para la resolución de problemas de seguridad.

Este modelo permite a la policía trabajar de la mano con las comunidades, identificando problemas específicos, analizando sus causas, implementando respuestas personalizadas y evaluando su efectividad. El enfoque SARA promueve una relación más cercana y proactiva entre la policía y los ciudadanos, alejándose del modelo reactivo tradicional.

Este es un modelo que ha sido adaptado desde lo local, que funciona y genera mucho éxito y confianza en las comunidades.

Descentralización de la seguridad ciudadana, al mejor estilo de los países más avanzados en materia de seguridad

A nivel local, fortalecer las policías municipales y comunitarias es esencial para garantizar una presencia más cercana y efectiva. Las policías municipales deben convertirse en un aliado estratégico en la gestión de los espacios públicos y la prevención de delitos, promoviendo el orden desde un enfoque más humano y participativo, siendo la policía de barrio, la más cercana al ciudadano y con conocimiento muy estratégico y continuo del territorio.

El modelo policía municipal local costarricense fortalecido funciona muy bien.

Tecnología e innovación para la seguridad

La modernización de las estrategias de seguridad ciudadana también pasa por el uso de la tecnología. Sistemas de vigilancia inteligente, como cámaras con análisis en tiempo real, pueden ser aliados poderosos en la prevención y resolución de delitos.

El mapeo de zonas críticas mediante herramientas digitales permite a las autoridades priorizar intervenciones donde más se necesitan. Por otro lado, el desarrollo de aplicaciones móviles que faciliten la denuncia y la comunicación directa con las fuerzas del orden fortalece la relación entre ciudadanos y autoridades.

Las policías municipales actualmente cuentan con sistemas de video protección que superan los 1000 ojos electrónicos en muchos cantones del país, y esto ha dado una herramienta más fortalecida del empoderamiento del espacio público, generando los espacios de encuentro.

Hacia una cultura de paz

La construcción de una sociedad segura no puede centrarse solo en medidas reactivas. Es necesario un enfoque preventivo que promueva una cultura de paz y convivencia.

Los jóvenes, en particular, deben ser el foco de atención. Programas educativos, de Mentoría y actividades deportivas y artísticas son herramientas clave para alejarlos de entornos de riesgo. A nivel nacional, campañas que fomenten valores como la tolerancia, el respeto y la solidaridad contribuyen a una percepción más positiva y cohesionada del entorno social.

Coordinación y rendición de cuentas

Por último, el fortalecimiento institucional y la colaboración multisectorial son fundamentales. Esto incluye la capacitación continua de las fuerzas de seguridad, el trabajo conjunto entre ministerios, municipalidades, organizaciones civiles y empresas privadas, y la creación de indicadores claros que se trabajen de forma articulada, darán la clave de las intervenciones con eficacia y eficiencia, y darán la oportunidad real para medir el impacto de las políticas implementadas, lo que funciona o no.

Un modelo con visión de futuro

Costa Rica tiene la oportunidad de liderar en la región con un modelo de seguridad basado en la corresponsabilidad, la innovación y el fortalecimiento del tejido social, si se atreve a fortalecerse desde lo local. El empoderamiento de los espacios públicos y las relaciones comunitarias no solo mejora la percepción de seguridad, sino que sienta las bases para una sociedad más unida y resiliente.

En este camino, el país puede demostrar que la seguridad no es solo la ausencia de delito, sino la presencia de bienestar, confianza y oportunidades para todos.

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