¡Empínese y ande!

En ocasiones, suelo molestarme con mi hija, porque cuando le mandas a preguntar algo a alguien, me responde “no papa hazlo vos, que a ti si te atiende” ¿acaso una excusa para salir rápido de la interrogante o timidez? “Hija, ¿eres así cuando expones algún trabajo en tu escuela? No, contestó, aunque depende de quien este delante…” ripostó. ¿Común?, ¿real?, ¿se me olvidó que a mi me sucedía lo mismo, décadas atrás?  ¿Transmisión de herencia de ser tímido? La timidez siempre está relacionada con el contacto social.

Por eso, hay muchas y variadas situaciones en las que el tímido o tímida puede sufrir con el contacto humano: Hacer una pregunta en público, efectuar una reclamación en un restaurante, reclamar una nota, iniciar una relación de pareja, … lo cual puede convertirse inclusive en una patología (conjunto de síntomas de una enfermedad) que impide al individuo relacionarse con normalidad.

Ser tímido, aclarémoslo, no es lo mismo que ser introvertido. La persona introvertida es reservada y vive, predominantemente, hacia dentro de sí misma. Prefiere expresarse con parquedad. Pero puede, perfectamente, no ser tímida. El tímido es, normalmente, una persona muy emotiva que tiene miedo de actuar mal y por eso evita el contacto con los demás. No se fía mucho de sí mismo ni de los demás.

Suelen inclusive para enmascarar dicho comportamiento emplear conductas compensatorias, como son la agresividad, despotismo, frivolidad, o intentando llamar la atención de los demás mediante el chiste fácil o el falso liderazgo. Investigando un poco en la historia, si los tímidos suelen ser personas exitosas, nos encontramos que artistas, filósofos, científicos, investigadores efectivamente lo han sido, tales como: Woody Allen, Montesquieu, Rousseau, Stendhal y Proust.

Si nos remontamos a la época actual reciente, hemos visualizado estudiantes que inicialmente han participado como espectadores en los torneos inter debates intercolegiales, que casualmente le hemos preguntado el por que no participan, evidenciando timidez y que, al cabo de números de años contables, han sido no solo grandes expositores defiendo sus propios criterios en exposiciones orales, ensayos, defensas monográficas, sino lideres empresariales, una vez graduados.

¿Y qué hacer con aquellos jóvenes que continúan siendo tímidos? ¿Deben dejar de ser atendidos, sobre todo, cuando este hecho suele manifestarse en la adolescencia? Obviamente la respuesta es no y más a aquellos y aquellas que les corresponde no solo transmitir conocimientos, sino también valores, actitudes, como son los maestros.

Indiscutiblemente lo primero será identificar a la persona tímida, indicándole de la necesidad de no concentrarse en pensamientos no deseados que les pueden asaltar, darles temor y que por tanto limitan la exposición de la persona, no querer comunicarse; dar a conocer que la vida no es tan sencilla, para lo cual se requerirán de técnicas de relajación que apoyen las decisiones a tomar, sin miedo a equivocarse, indicando y haciéndole saber que todos tenemos la posibilidad de equivocarnos, siendo de humanos, errar. Indicarles que hablar ante un público, significa encontrar valor y no tomar valor para hablar. De lograrlo poco a poco en el aula y haciéndolo saber a la familia, dicha conducta, dicho comportamiento, donde estos últimos se involucren para atender el problema, en esa medida se logrará vencer la timidez.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

Últimas noticias