Elecciones Municipales: Los Mismos de Siempre

Elecciones papeleta municipales 2016

Por Óscar Eduardo Apuy Villalobos

Durante el viaje a mi trabajo escuchaba a dos señoras hablando en el autobús sobre las próximas elecciones municipales el 7 de febrero. Ellas se quejaban de los mismos de siempre, revelando ser próximamente abstencionistas porque las calles frente a sus casas no están incluidas a corto plazo en las reparaciones del Plan Quinquenal de la Unidad Técnica Vial de su cantón.

Esa clase de situaciones de malestar ciudadano son pan de cada día en estas épocas festivas, en los parques, en la pulpería, con el taxista, en redes sociales. Hoy, la gente no para de hablar y quejarse de los mismos de siempre, refiriéndose a Partidos Políticos que han ocupado tradicionalmente el poder en los gobiernos locales. Claro, la gente tiene sus razones para quejarse de los mismos de siempre, cuando la labor municipal no se ve reflejada en las calles de los barrios o cuando la prensa amplifica los tropiezos que tiene la administración municipal.

Sí, existen razones para estar molestos, pero ¿Son justificables esas razones?- Muchas veces el malestar de nosotros los usuarios se debe a que no recibimos el servicio deseado, aun cuando si recibimos el servicio requerido. Esto, debido a que los movimientos populistas modernos nos venden la idea de que el sector público debe ser tan o más efectivo que el sector privado en cuanto a calidad de servicios, aun cuando esos movimientos populistas en el poder colapsarían al primer día de gobierno, por ejemplo y sin quitarle méritos a su administración, el actual gobierno de Solis nos vendió una idea de cambio y por diversas razones a simple vista todo sigue igual.

Los usuarios criticamos a los dirigentes de nuestras municipalidades, porque no vemos invertidos nuestros impuestos en mejores aceras o porque X proyecto se gestiona de manera muy lenta; criticamos pese a no conocer el funcionamiento del régimen municipal y de la administración pública en general, sin conocer cuál es el paradigma al que se enfrentan los gobernantes, y sin reconocer todos los recursos que invierten las municipalidades en programas sociales que ciertamente no se ven reflejados a simple vista porque no son proyectos palpables.

Está bien desear tener un sector público superior al sector privado; sin embargo, todas nuestras razones justificables que causan nuestro malestar ciudadano dejan de ser validas cuando somos ciudadanos desinteresados de nuestra realidad comunal. Y es aquí donde aparecen los mismos de siempre, los que tienen en ruina a las comunidades: no hablo de aquellos que ostentan puestos de elección popular, al final de cuentas ellos son líderes comunales e intentan hacer algo por el cantón donde viven, el grado de eficiencia es un tema a parte.

Los mismos de siempre son los que nunca asisten a los centros de votaciones, los que no saben quiénes conforman la Asociación de Desarrollo del distrito, los que nunca proponen una sola solución a los problemas en sus comunidades. Democracia no es solo asistir a las urnas y heredar las responsabilidades a un candidato, democracia es la participación libre y activa en la solución de los problemas del espacio en el que se vive.

La responsabilidad no se delega, por lo que todos somos responsables de dar solución a los problemas de nuestros cantones: el alcalde, los regidores y síndicos son solo personas que escuchan y  guían la voluntad del pueblo. Pero si el pueblo no tiene voluntad, nuestros gobernantes deben confiar en sus capacidades y procurar siempre el mayor bienestar para nosotros los usuarios.

¿Qué nos dice la realidad? La realidad nos dice que el pueblo no tiene voluntad, no tienen voluntad las dos señoras que iban en el autobús, ni tienen voluntad los profesores de secundaria que salen de sus trabajos a quejarse en redes sociales frente a sus computadoras. Esto, les da paso a los líderes comunales para dirigir el cantón según lo que a su criterio es mejor para las comunidades: si los usuarios no les hacemos saber claramente cuáles son nuestros deseos y necesidades ellos solo pueden suponer cual es el camino que queremos para nuestro cantón.

Los problemas no los resuelve una sola persona. La corrupción, la delincuencia, la violencia y el sin fin de problemas de nuestra realidad costarricense no se van a acabar por cambiar al alcalde cada 4 años. Los problemas de su comunidad empezarán a resolverse cuando los mismos de siempre empiecen a involucrarse en la política y en la solución de los conflictos comunales.

Sin distinción de banderas políticas, Costa Rica no va a cambiar según el partido político que esté en el poder, cambiará según la actitud y el involucramiento de sus habitantes. ¿Cuál es nuestra actitud? Los mismos de siempre delegan sus responsabilidades y culpan a los gobernantes por al menos intentar hacer, lo que ellos no son capaces de hacer desde la comodidad de sus casas.

Por una Costa Rica responsable, a partir de este 7 de febrero no sea uno más de los mismos de siempre. Vote, por el partido que sea, e involúcrese en dar soluciones a los problemas de su barrio, y si no se involucra al menos deje trabajar tranquilos a aquellos que intentan mejorar las condiciones en su entorno y su vida.

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