Elecciones de resurrección

Durante este proceso de segunda ronda electoral no me había querido referir al tema hasta que se terminaran de bajar las aguas de una campaña desgastante y altamente nociva, por lo que ahora quisiera hacer una reflexión al respecto.

El resultado del balotaje del domingo fue sorpresivo, poco frecuente que una segunda ronda (sin que se retire el candidato) se gane con tal magnitud de votos, y con un porcentaje de abstencionismo no tan grave como en otras ocasiones. Más sin embargo este proceso sigue dejando una gran interrogante que dos de las provincias más olvidadas de este país; Puntarenas y Limón, las cuales son además provincias con alto potencial para el desarrollo y la atracción de IED, hayan votado contra la política tradicional y le dieran de nuevo su adhesión al Partido Renovación Costarricense.

Lo anterior, se comprueba además que varios de los cantones con menor índice de desarrollo a nivel nacional; Matina, Talamanca, Guatuso y Corredores, se sumaron a ese voto protesta contra la política tradicional. Se esperaría que el presidente electo pueda tomar en consideración este aspecto, lejos de la algarabía por la victoria, y que le pueda entrar a esas regiones que se sienten abandonados por la visión valle centralista que tiene la política nacional.

El proceso electoral tuvo una alta polarización por el tema religioso, desde que se dio el resultado de febrero y hasta posterior a la elección de ayer siguió siendo un tema marcado por la religión y no se puede negar tampoco que ambos candidatos llegaron a etapas finales por un accidente denominado “consulta a la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, que puso en un dilema moral y religioso a los electores, de caso contrario a este accidente, era evidente que la campaña se habría decidido a peso de cemento.

En el tema religioso a Fabricio Alvarado le pesó y en parte su fracaso se le puede endosar a lo que su mentor espiritual, Ronny Chávez escribió en algún momento sobre un emblema importante para la religiosidad de gran parte de nuestra sociedad; la Virgen de los Ángeles. “Nadie se mete con la Negrita”, decían algunos memes y personas que opinaban al respecto después del conocer el resultado del balotaje.

Otros destacaban que el país con estos números demostraba que no era de “conservadores”, “homofóbicos”, “intolerantes”, etc. Lo cual pondría en tela de juicio, primero al ver la conformación de la próxima Asamblea Legislativa, de la cual algunos de los miembros de partidos conservadores (PUSC y PIN) le dieron una adhesión al candidato oficialista y sin duda le ayudaron a ganar, por lo cual podría modificar relativamente la agenda “progresista” que trae de cara a la necesidad de una coalición por la cantidad de curules con que cuentan en el parlamento.

Y si bien el partido oficialista hoy toma posee de facto la estafeta de “Socialdemocracia” que el Partido Liberación Nacional actual no práctica en sus bases de liderazgo, se verán limitados por la agenda conservadora del próximo período. Cabe preguntarse además, pensando en una elección donde se cree que ganaron los “progresistas” en pleno, qué habría ocurrido si el candidato perteneciera a una minoría sexual, habría tenido el mismo efecto por parte de las alianzas que logró al final y que le dio la victoria, la respuesta desde lo que se ha podido ver es que no,   porque el país aún no ha superado esa etapa social en pleno, todavía hoy hay quienes critican la gestión de la Expresidenta Laura Chinchilla por un tema de género más que de capacidades, no está el país preparado para asumir un nuevo reto en materia de equidad y respeto verdadero ante las minorías.

Otro aspecto fundamental es que algunas figuras de peso mediático le generaron réditos al candidato oficialista. Que algunos destacaran a Carlos Alvarado como el menor de los males no debería de ser suficiente para lanzar campanadas al viento de una victoria consolidada, finalmente no fue este tema el que le da el gane, abre un espacio que genera muchas dudas sobre la capacidad de trabajo que pueda haber eventualmente.

Ahora bien, Fabricio Alvarado perdió la presidencia, su discurso de aceptación de la derrota fue una mezcla de “aceptar la realidad” y de alivio, se notaba que no estaba muy convencido en cuanto a ser presidente de la República, pero a diferencia de otros, no podía abandonar y cabe decir que su partido; el PRN, fue uno de los grandes ganadores de este proceso electoral, ganando o no la presidencia, la cantidad de diputados que han llevado a la Asamblea les genera una victoria electoral sin parangón en la historia de los partidos confesionales en este país.

Y si se ve desde otra perspectiva, el Partido Renovación Costarricense, obtuvo el 40% de aceptación de los votos emitidos, lo cual no son pocas personas en el país que le dieron adhesión. Y por otra parte casi la misma cantidad de electores que votaron por Carlos Alvarado y el PAC se negaron a darle su voto a cualquiera de los dos candidatos, lo que supone poco más de 1 millón cien mil electores que no confían en el sistema de partidos políticos, que ya de todos modos se ha transformado en un sistema “personalista” y los partidos son solo franquicias temporales.

El partido de gobierno con esta extensión de su mandato de 4 años más a partir de mayo, adquiere una responsabilidad enorme, lo cual además les agrega en la lista de partidos tradicionales consolidados y que se espera que efectivamente el presidente electo no sea como el presidente en ejercicio, tal y como el propio Carlos Alvarado ha destacado al desvincularse de la gestión de Luis Guillermo Solís, en reiteradas oportunidades durante la campaña que recién terminó.

A nivel de elección presidencial sigue siendo el PLN el gran derrotado, y su ex candidato quien cargará con el estigma de “gran perdedor” a nivel político, siendo uno de los asesores de campaña del ex candidato Araya que se retiró de manera tragicómica en la elección del 2014, y fue el ganador de una interna liberacionista que dejó un cisma político a lo interno del partido que le costó la elección del 2018, y muchos resentimientos generalizados de sus partidarios duros. Recordando además que es una figura que se reintegró a las filas liberacionistas después de una salida poco amistosa (de la cual admite arrepentirse) y el lanzamiento de su propia fórmula política que tampoco le generó dividendos.

La gestión de los diputados liberacionistas será el mensaje que recibirán de la ruta de trabajo que deben seguir si quieren eventualmente retomar el liderazgo político y las riendas del país, ahora falta que las autoridades del partido entiendan el aviso, lo cual parece lejano, ya que siguen creyendo que son la estructura política en la que todos los costarricenses creen a ciegas, algo que está lejos de la realidad.

Los otros perdedores son políticos de los partidos sin presencia en la próxima Asamblea Legislativa y que pensaron los iban a “contratar” al dar su adhesión al Candidato del PRN, por oportunistas les salió el tiro muy mal, entre esos el PASE, PNG y por supuesto el casi extinto Movimiento Libertario.

Por su parte, Rodolfo Piza logra una victoria personal al meterse en la lista de los ganadores de esta segunda ronda, habrá que ver eventualmente en qué lugar del ajedrez lo colocarán, pero en definitiva que sumó en positivo para su figura e indirectamente para el PUSC.

El gane de Carlos Alvarado le da aire a otro partido que por poco queda fuera de la ecuación 2018 – 2022 como lo es el Frente Amplio y a través de los Sindicatos, representados por el vicepresidente electo, tendrá un espacio más de acción, a través de uno de los para mi tres mejores diputados que ha llevado esa bancada en la historia a la Asamblea, Jose María Villalta (los otros dos fueron José Merino del Río y Patricia Mora), por lo que se podría decir que el Frente Amplio sacó petróleo político.

Finalmente, el contacto que haya entre la Asamblea Legislativa y el Poder Ejecutivo será esencial para lograr que el país avance en su agenda de los próximos cuatro años, ya se sabía de antemano que indiferente de quién ganara, lo que se viene es duro y en realidad es obligatorio dejar de lado un poco los egos políticos y darle paso a un trabajo integral que ayuden al país a no caer en un punto de no retorno, porque ante las circunstancias que se pueden avecinar, no queriendo ser un “profeta apocalíptico” ( ni de ningún tipo ya que acá no tienen buen público), lo que se podría finalmente desatar sería una crisis que nos llevaría a varios años de atraso y de golpes en el grueso de la población nacional.

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