Por Luigi Rebecchi Pannelli
En la pasada Administración Pacheco; se decretó la prohibición del ingreso a Costa Rica de todos los circos con animales, una medida que se ha respetado. En el mismo tema; ojalá los tigres de Bengala de un circo en liquidación, ofrecidos a un parque zoológico privado del país se haga realidad sin las trabas burocráticas de siempre; viene a colación el zoológico Simón Bolívar; que sin menospreciar su trayectoria, en la actualidad; debido a los tiempos, se ha vuelto limitado en su capacidad hospitalaria, por tanto sus habitantes deberían ser trasladados a un terreno más apto para que puedan vivir sus días en paz; el “tiempo” y los hombres decidirán al respecto.
La ley natural del planeta y; de los hombres de buena voluntad, recomiendan que los animales salvajes; deberían vivir en los lugares donde nacieron, el hábitat que les pertenece.
De nuestra cosecha, acotamos que los animales que no son salvajes (ejemplo, los perros); los mismos seres humanos los convierten, valga la redundancia; en salvajes.
Antaño cuando no existía la televisión y; posiblemente los safaris, los zoológicos servían para que los niños conocieran de cerca a los animales salvajes. Hoy con el progreso; no deberían existir más lugares donde los animales son cazados y enjaulados; la excepción son los zoológicos bien equipados y acorde a los animales especialmente donde hay hospitales veterinarios.