Un ejemplo muy patente, cuando el respeto es dudoso y controversial; se refleja en los aficionados al fútbol, quienes no estando conformes con el desarrollo del partido recurren a gritar unos epítetos soeces a todos los protagonistas de la justa; sacándoles en cara todos los respectivos árboles genealógicos de cada uno, mientras que si un jugador hace un gesto obsceno al “respetable” es sancionado con mucha severidad.
En otro campo, también pertinente; cuando una empresa de televisión por cable, corta de una forma abrupta y sin aviso previo la transmisión de un partido de balompié, la acción; valga la redundancia, prepotente y grosera, se llama falta de respeto a los televidentes y a la opinión pública, así también cuando sin previo aviso y unilateralmente eliminan canales de televisión por cable estando éstos incluidos en un contrato al momento de la venta del servicio.
Los políticos no se quedan atrás, cuando no cumplen con las promesas de campaña; irrespetando a los ciudadanos quienes tienen derecho al sufragio; además de la disculpa manida “no son todos”, queda la otra: “respeto pero no comparto” en el tintero la pregunta del millón, devaluado: “¿serían aceptables las disculpas…; solo el tiempo lo dirá…?”
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