Irán posee una posición geoestratégica de gran relevancia en la región de Eurasia. desde los años cincuenta ha mostrado gran interés en la tecnología nuclear, tras dos décadas posteriores interrumpidas por guerras y conflictos dentro y fuera de su territorio, el país procede con más fuerza en sus operaciones y consolida un programa nuclear que genera polémica y preocupación en la comunidad internacional convirtiéndose así en uno de los 10 temas que marcarán la agenda global del 2019 de acuerdo con el Barcelona Centre of International Affairs.
A partir del 2002 el programa nuclear iraní comenzó a encender las alertas a nivel internacional al salir a la luz la existencia de centros clandestinos enfocados al uso de plutonio o uranio enriquecido para producir una bomba atómica. Las sanciones económicas impuestas contra Irán llevaron al país al aislamiento económico, limitando el comercio internacional y la exportación de petróleo lo que afecta significativamente al país al ser esta su principal fuente de ingresos.
Los intentos de atenuar el actuar de Irán por medio de sanciones parece no ser la vía óptima para frenar programas tales como la creación de misiles balísticos, y la producción de uranio enriquecido, por lo que la comunidad internacional reconoce la necesidad de llegar a un acuerdo internacional. Dando origen en el 2015 al Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA siglas en ingles) en el que el grupo de países del G5+1 (Rusia, Francia, China, Reino Unido y Alemania) firman un acuerdo con Irán para el levantamiento de sanciones contra el país a cambio de frenar el programa nuclear.
El Plan de Acción Integral Conjunto representaba para Irán y Estados Unidos el primer acercamiento en años sus relaciones diplomáticas. Si bien en los últimos años ambos países han tenido una relación prácticamente inexistente y una guerra económica, esto no impidió el cambio de parecer del presidente Obama al seguir su línea de reparar las relaciones diplomáticas de Estados Unidos con otros Estados. Esta reconciliación cambió el mapa geopolítico y económico del mundo, permitiendo a Irán comerciar con empresas de occidente por primera vez luego de las sanciones impuestas por Estados Unidos.
La comunidad internacional no fue sorprendida por la salida unilateral del acuerdo por parte del actual presidente de Estado Unidos, el cual que desde campaña electoral mostraba descontento por los términos negociados. La presión de mantener el acuerdo cae especialmente en la Unión Europea, su capacidad de persuadir a Estados Unidos para aplacar las duras sanciones impuesta a Irán, mantener un acuerdo que es fundamental para la seguridad regional y por último, sustentar la efectividad de los acuerdos internacionales que se ven erosionados mediante acciones unilaterales que atentan a su continuidad.
Es preciso cuestionarse si la salida de Estados Unidos del acuerdo obedece intereses no solo estadounidenses ya que, desde la llegada de Trump al poder, se han roto algunas relaciones y se han afianzado otras, esto supone que la salida del acuerdo nuclear es un movimiento geoestratégico para Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita que tiene el objetivo de debilitar de la presencia de Irán en la región.
Arabia Saudita e Israel, son los más beneficiados por la salida de Estados Unidos del acuerdo y esto se evidencia en que ahora los socios comerciales estadounidenses moverán sus inversiones de energía y petróleo a Arabia Saudita e Israel, además de afianzar su posición en contra de Irán, también ha ganado un aliado y este es Arabia Saudita, un valioso compañero en un solitario medio oriente.
Si bien es conocido ampliamente que Arabia Saudita e Irán mantienen una relación bastante hostil, también se encuentran en una competencia comercial por la venta del crudo. Con el acuerdo, Arabia Saudita se vería seriamente afectado ya que el comercio se abriría para Irán, generando mayor competencia en la venta de éste y podría perder socios comerciales clave en la venta de petróleo. Sin embargo, este conflicto va más allá de lo comercial ya que Irán junto con Rusia se encuentra defendiendo al gobierno regente en Siria, manteniendo tropas en lugares estratégicos, mientras que Arabia Saudita busca destituir a Bashar Al Assad junto con Israel.
La continuidad del programa JCPOA es fundamental para mantener el compromiso de Irán de continuar su programa dentro de los parámetros aceptados y evitar la intensificación de enriquecimiento de Uranio. En definitiva, para la comunidad internacional el mayor peligro es que Irán renuncie al acuerdo, sin embargo, la proliferación nuclear debe ser analizada desde varias aristas. Para el caso iraní; implica en primer lugar, la explotación de recursos como el uranio y el plutonio, principales elementos químicos para mantener un reactor nuclear y crear armamento nuclear.
En segundo lugar, estamos frente a un dilema de la seguridad ya que si los Estados perciben una deficiencia en el poder se verán motivamos a equilibrar su status a un nivel mayor aumentando así la proliferación nuclear no solo en los países vecinos a Irán de la región asiática occidental, sino también en el resto del mundo y así garantizar su supervivencia.
En pleno siglo XXI, donde los conflictos bélicos persisten, la producción de armas bélicas es un recurso con alta demanda que genera gran poder geopolítico, además prolonga la continuidad de los conflictos, vulnera la vida de miles de personas, desequilibra la estructura de los Estados y aumenta el alcance de grupos terroristas.
La posición de Irán en la región dependía en parte de su programa nuclear, que lo ubica como un Estado que se sospechaba que producía armas de destrucción masiva y esto demostraba poderío geopolítico, debido a esto es preciso mirar más allá del lente con el que analizamos el caso iraní y expandir ese campo de visión a los Estados que mantienen programas nucleares e intereses cada vez más difíciles de controlar. El abordaje y nivel de exposición con el que un Estados maneja su política internacional no garantiza la ausencia de una amenaza nuclear, es preciso cuestionarnos si el futuro está en la efectividad y continuidad del Plan de Acción Conjunta para frenar a Irán o en los instrumentos creados para controlar la no proliferación nuclear.
El simple hecho de que Estados Unidos desee una guerra con Irán puede hacer que Irán rompa con los puntos del Acuerdo y traería incertidumbre no sólo al Medio Oriente pero también a toda la comunidad internacional. Donald Trump y su ambición de poder puede llevar a Estados Unidos a otra guerra como fue la de Irak, catastrófica y no tan exitosa. Con una vía diplomática prácticamente agotada y con una tensión máxima entre ambos Estados, sólo queda esperar que Irán no tire del gatillo y Donald Trump no ceda a los consejos de sus asesores beligerantes.
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