Termina el año 2019, y aunque ha sido (otro) año altamente convulso, parece que hemos salido vivos. Si en el 2018 las elecciones en primera y segunda ronda junto con la resolución de la Sala Cuarta sobre el llamado Plan Fiscal y el matrimonio civil entre personas del mismo sexo, además de la tediosa huelga de maestros, dejaron una huella profunda, el 2019 no se quedó atrás.
Leamos un resumen, como si fuera un video de Facebook, de un año que hemos tenido prácticamente de todo: huelgas, grupos (o grupúsculos) supuestamente terroristas, manifestaciones estudiantiles impulsadas también por grupos aparentemente representativos, traileros, taxistas (para variar), sectores pesqueros, artesanales a las calles, salidas de figuras importantes del Gabinete -Piza, Mora, Núñez, Aguilar, Acosta-, y prácticamente el desmantelamiento del equipo económico del Presidente, cuestionamientos a otras figuras como el hoy exviceministro de Justicia por enviar porno utilizando recursos públicos, otra vez Epsy Campbell dando de qué hablar, la entrada en vigencia del llamado Plan Fiscal, el escándalo por las acusaciones por presunto acoso sexual del expresidente Arias, la inseguridad generada por el desconocimiento de la Ministra de Justicia sobre el manejo de las tobilleras electrónicas, el anuncio de CONAPE de no seguir financiando más de treinta carreras por sus altos índices de desempleabilidad, el pronunciamiento de la Sala Cuarta sobre la definición del ejercicio del periodismo, el Voto sobre el proyecto para regular las huelgas, otro escándalo más del partido de la ética por presuntos manejos irregulares de contratos en campañas pasadas y la desaparición de los adalides de la ética nombrados por el Presidente, la extraña alianza del PAC y Restauración para la elección del Directorio Legislativo, el alto desempleo casi que alcanzando cifra histórica, salida de inversión extranjera, la firma de la llamada Norma Técnica y la reacción de la Iglesia Católica, una nefasta política exterior, la necedad del Presidente de promover el uso de etanol, en fin… ¿olvidé algo? Para ponerle la cereza al pastel, aunque no por el orden cronológico: la caminata del presidente Alvarado en la marcha del orgullo gay aquel 23 de junio.
Haciéndose acompañar por un séquito de personajes políticos, algunos ya mencionados, y de una pancarta que se leía claramente “Gobierno de la República”, el Presidente generó un punto de inflexión extremadamente dramático con su presencia y vociferando que la comunidad LGTBista nunca más caminaría sola. ¿Y por qué “dramático”? Porque precisamente los demás grupos de interés y de presión que venían clamando por la atención de Alvarado y casi que, del PAC en gobierno, desde esa tarde en junio empezaron a exigirle que caminara con ellos.
Fue ese 23 de junio cuando pareciera que, por irónico que parezca, era el Presidente quien reflejaba con mayor empeño que caminaba solo. Y aclaro, este comentario no es contra esa comunidad, sino sobre el comportamiento presidencial.
Aunque tuviera el apoyo de esta comunidad, y a pesar del aparente respaldo de las cámaras empresariales -en completo frenesí por la amnistía tributaria-, se empezó a notar un alejamiento del sector productivo, por las escasas acciones gubernamentales para reactivar la economía y se empezó a sentir con mayor peso un alejamiento de Alvarado de la realidad costarricense. Y es que, por momentos durante el año, percibimos a un Presidente testarudo, prestando oídos sordos a diferentes sectores, independientemente de que tuvieran razón o no en sus demandas.
Fue entre junio y julio cuando se dio el período de mayor agitación social, y cuando parecía que el Presidente ni su Gobierno pudieron reaccionar. Y es que ante la preocupación de la situación económica y de desempleo del país, lo único que hacía Alvarado en junio era aparecer ante los medios para anunciar, como si fuera un logro de su gestión, la inversión o expansión de algunas empresas ya instaladas por años en nuestro país.
Incluso ante temas quizás baladíes como el uso de baños neutros, él y el entonces Ministro de Educación fueron incapaces de darle un manejo oportuno, porque sencillamente Alvarado “andaba en otras”, caminando solo, vendiendo descarbonización ante entes internacionales; y si bien este y otros temas con implicación ambiental y climática son y seguirán siendo importantes para generaciones venideras, no era lo que el país esperaba como parte de su liderazgo para enfrentar la asfixiante situación económica.
Y a pesar de que Alvarado hacia la segunda parte del año asumió un “mea culpa”, tratando de enderezar el rumbo, puede que no haya sido suficiente; no quiere decir que sea tarde, pero habrá que ver en este próximo año con quién querrá el Presidente seguir caminando…
¡FELIZ AÑO 2020 A TODOS!
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