Durante los últimos días, en redes, el proyecto 23.809 mejor conocido como Ley Trans generó polémica debido a que se le daría a menores de 12 años el poder de cambiar su sexo sin la autorización de sus padres, tendrán derecho a recibir bloqueadores hormonales y cirugías de transición mediante la seguridad social y que, en el sector público se les reserve el 3% de los puestos laborales para ellos.
Aunque casi la totalidad del país rechaza la propuesta por razones obvias, indistintamente de sus etiquetas, este adefesio tiene un origen oscuro histórico y nada progresista que pocos conocen.
Cuando el ser humano empezó a ser sedentario gracias a la actividad agropecuaria, vio que castrar a los machos no destinados a ser sementales en sus rebaños, los animales se hacían más dóciles, engordaban mejor y daban mejor rendimiento en canal.
Pero el ser humano de aquella época no valoraba la igualdad ante la ley por lo que, vio que podía hacer lo mismo con otras personas vulnerables de los juegos de poder y daría cuerda para que los reyes empezaran a castrar a los esclavos que demostraran cierta inteligencia con el objetivo de que cuidaran a sus harenes de concubinas basándose en el principio del bue, porque un hombre emasculado no podía tener relaciones sexuales con dichas mujeres. Con el paso de los años, los reyes veían que los eunucos no solo podían cuidar a sus mujeres sino que podían ser asesores reales, llegando a tener puestos privilegiados en la política de la premodernidad, podían ser cantantes de voces delicadas (las mujeres no se les permitía cantar en los coros religiosos debido al machismo de los tiempos remotos) su puesto no era heredable (eso evitaba conspiraciones) y además se podían hacer ricos, por lo que, muchas familias pobres llevaban a sus hijos a donde el barbero-cirujano para que les cortara el ancla de la miseria con el fin de que su retoño pudiera iniciar su camino de movilidad social a una mejor posición económica.
Pero adquirir el boleto era doloroso lo que llevó a muchos a morir en el proceso sin tocar un centavo hasta que los liberales ilustrados llegaron en el siglo 18, para garantizar a los niños otras formas de salir adelante sin perder sus partes íntimas e integridad por lo que, la práctica fue poco a poco desapareciendo hasta llegar a ser abolida por completo en Occidente.
Hoy el Frente Amplio, en nombre de la “inclusión” quiere revivir esta práctica con el fin de reducir la natalidad obedeciendo la perversa y neomalthusiana Agenda 2030, además de poner peones leales en el Estado como hicieron los reyes de tiempos antiguos.
¡Yo respeto la libertad sexual de las personas adultas, pero con los niños NO se metan!
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