El ocaso nuclear de Estados Unidos: ¿un gigante dormido ante el auge de China?

» Por Andrei Calderón - Presidente de Stratega

En un giro irónico del destino, Estados Unidos, otrora pionero y líder indiscutible en energía nuclear, se encuentra rezagado en la carrera por desarrollar la próxima generación de reactores. Mientras tanto, China avanza a pasos agigantados, consolidando su dominio en el campo y desafiando la hegemonía estadounidense.

En los últimos ocho años China hizo progresos significativos en el desarrollo de la energía nuclear, cuentan con 55 reactores en operación y una capacidad de generación de más de 53 GW,  situándose  en el tercer lugar mundial, detrás de Estados Unidos y Francia. Sin embargo, con 21 reactores  en construcción, que generarán 21.61 GW adicionales, China  avanza rápidamente para superar a sus competidores.

El gobierno chino identificó  cuatro objetivos principales para su programa nuclear: garantizar la seguridad del suministro energético, reducir las emisiones de CO2, promover el desarrollo industrial y tecnológico avanzado, y potenciar las exportaciones de tecnología.  Todo se traduce en una robusta inversión en tecnología nuclear avanzada, incluyendo reactores de tercera generación y  de alta temperatura refrigerados por gas. Un  ejemplo de lo anterior es que entre 2008 a 2023, la participación de China en todas las patentes nucleares a nivel mundial aumentó del 1,3% al 13,4%, según datos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).

Uno de los proyectos emblemáticos de China es el Linglong One, un reactor modular pequeño (SMR) que promete revolucionar la industria nuclear. Este nuevo modelo desarrollado por la Corporación Nuclear Nacional de China (CNNC) es el primer SMR de tercera generación en el mundo que pasa una evaluación de seguridad realizada por la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA). Fue diseñado para ser más seguro y menos costoso que los reactores tradicionales; ideal para su exportación a países en desarrollo que buscan soluciones energéticas sostenibles. Además, China invierte considerablemente en el desarrollo de reactores de cuarta generación, como el  de alta temperatura refrigerado por gas (HTGR) en Shandong, que ya ha comenzado su operación comercial.

Estados Unidos, a pesar de ser el mayor productor mundial de energía nuclear con 99.3 GW de capacidad instalada, enfrenta desafíos significativos. La construcción de nuevas plantas nucleares ha sido lenta debido a preocupaciones de seguridad y la abundancia de recursos naturales como el petróleo y el gas que han desviado la atención de los inversionistas y desarrolladores bajo la percepción de “mediana necesidad”. No obstante, hay un resurgimiento del interés en la energía nuclear impulsado por la necesidad de mitigar el cambio climático y garantizar la seguridad energética.

La iniciativa estadounidense se centra en el desarrollo de reactores modulares pequeños (SMRs), que son considerados más seguros y económicos. Sin embargo, proyectos como el de NuScale Power enfrentaron obstáculos económicos, subrayando los desafíos de financiar esas nuevas tecnologías en un contexto de inflación y costos de construcción en aumento. A pesar de esos desafíos, el Departamento de Energía de Estados Unidos estableció objetivos ambiciosos, incluyendo la necesidad de 200 GW de nueva generación nuclear para 2050, y cumplir con sus metas de descarbonización.

Como muestra de lo anterior…  En mayo de 2024, el Presidente  Biden, aprobó una ley que vetará las importaciones de uranio provenientes de Rusia, efectiva 90 días después de su promulgación. Con esta medida, Estados Unidos busca recuperar su capacidad de enriquecimiento de uranio a nivel nacional, mediante una financiación federal de 2.720 millones de dólares otorgada por el Departamento de Energía. Además, en diciembre del 2023, se comprometió a invertir colectivamente 4.200 millones de dólares junto a aliados como Canadá, Francia, Japón y el Reino Unido para incrementar la capacidad de enriquecimiento de uranio.

El proyecto de Terrapower, respaldado por Bill Gates, para construir el primer reactor nuclear de nueva generación en Wyoming en cuatro décadas, es un intento de revitalizar la industria nuclear estadounidense. Sin embargo, ese proyecto,  que estará terminado hasta 2030, ya enfrenta obstáculos regulatorios y tecnológicos.

La competencia en la energía nuclear también tiene una dimensión geopolítica. Tanto China como Estados Unidos buscan asegurar su propio suministro de energía e influir en el desarrollo nuclear global. China  utiliza la inversión extranjera directa, empresas conjuntas y contratos a largo plazo para asegurar suministros de uranio de países como Kazajistán y Namibia.

Estados Unidos, se  enfoca en fortalecer alianzas estratégicas con países como Japón y Filipinas, promoviendo el desarrollo de tecnologías nucleares avanzadas. Ese enfoque  busca diversificar las fuentes de energía y contrarrestar la influencia de China en la región Asia-Pacífico.

Un aspecto crucial de esta competencia es la capacidad de exportar tecnología nuclear. Los proyectos nucleares crean relaciones de larga duración, y tanto China como Estados Unidos buscan posicionarse como líderes.

A pesar de sus avances, ambos países enfrentan desafíos significativos. China, aunque ha construido una capacidad nuclear impresionante, enfrenta crecientes preocupaciones públicas sobre la seguridad nuclear, especialmente tras el desastre de Fukushima en Japón. Además, las reformas del mercado energético en China complican la viabilidad comercial de los proyectos nucleares.

En Estados Unidos, la construcción de nuevas plantas nucleares es un proceso costoso y lento, exacerbado por un panorama regulatorio y financiero complejo. A largo plazo, la competencia entre los dos países  en cuanto a la energía nuclear de nueva generación podría definir el equilibrio de poder global en el sector energético. China, con su enfoque en la producción y exportación de tecnología nuclear avanzada, y Estados Unidos con su innovación en SMRs y su influencia en alianzas estratégicas. En definitiva, el mundo se redireccionar a una nueva era de energía nuclear.

Precisamente, según información de Fdi Intelligence, unos 25 países acordaron triplicar la capacidad mundial de energía nuclear para 2050 en la Cop-28  de 2023, mientras que otros, como Alemania, reiteraron su compromiso de eliminar gradualmente su capacidad nuclear encausados por la nueva ola de “Pactos Verdes” , políticas de descarbonización y cambio de la matriz energética mundial.

La expansión de la energía nuclear tiene implicaciones significativas para la sostenibilidad ambiental global. Tanto Estados Unidos como China están utilizando la energía nuclear como una herramienta clave para reducir las emisiones de carbono y combatir el cambio climático. En este contexto,  ofrece una fuente de energía limpia que puede complementar otras formas renovables como la solar y la eólica, a contraposición de lo expuesto dentro de los planes de radicalización ambiental europea.

Además, la energía nuclear es crucial en la seguridad energética dado que la dependencia de los combustibles fósiles crea vulnerabilidades geopolíticas, como se ha visto en la reciente crisis energética provocada por el conflicto Rusia-Ucrania. La energía nuclear, con su capacidad para proporcionar un suministro constante y fiable, se está convirtiendo en una alternativa atractiva para muchos  que buscan diversificar sus fuentes  y aumentar su seguridad energética.

En conclusión, la competencia entre China y EE.UU. en la energía nuclear de nueva generación es un reflejo de sus estrategias  y ambiciones globales. Mientras China avanza con una rápida expansión y tecnología avanzada, Estados Unidos apuesta por innovaciones como los SMRs para revitalizar su industria nuclear. Este enfrentamiento no solo definirá el panorama energético, sino también influirá en las dinámicas geopolíticas y económicas globales  próximas .

A mediano y largo plazo, el desarrollo y  expansión de la energía nuclear por parte de China y Estados Unidos tendrían un impacto significativo en América Latina. La creciente competencia entre estas dos potencias por la dominación del mercado nuclear,  abrirá oportunidades para la transferencia de tecnología y la cooperación en proyectos energéticos sostenibles en la región. Además, el interés de China y Estados Unidos en establecer alianzas estratégicas y exportar tecnología nuclear,  generará inversiones y proyectos conjuntos en América Latina, fortaleciendo la infraestructura energética de la región y promoviendo  desarrollo industrial y tecnológico. La participación en estas iniciativas, permitiría a los países latinoamericanos acceder a energía limpia y segura, también fortalecería sus lazos diplomáticos y económicos con las principales potencias globales. Este escenario subraya la importancia de que Costa Rica y sus vecinos sigan de cerca esos desarrollos y busquen oportunidades de colaboración que puedan impulsar un crecimiento sostenible y  competitividad en el mercado energético global.

El panorama geoestratégico mundial está forzando a repensar las medidas ambientales y de comportamiento y composición de la matriz energética de los países. No solo escucharemos cada vez más de los avances y competencias entre Estados Unidos y China en esta carrera, sino que a su vez, se reabrirán capítulos vedados de la historia científica mundial para impulsar nuevas disrupciones, como lo hicieran Martin Fleischmann y Stanley Pons en su momento y se abriera la puerta a las posibilidades de lo que podría ser un misterioso nuevo paradigma de enormes potencialidades…, “la Fusión Fría”.

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