Algunos le llaman capitalismo despiadado y culpan al Estado. El 23% de las riquezas producidas en el mundo desde el 2020 están en manos del 1% más rico. Ello sucede mientras se reduce el poder adquisitivo de los salarios de 1700 millones de trabajadores debido a la inflación y a la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen. Esto causa que la capacidad para comprar alimentos o pagar las facturas energéticas se reduzca. Una de las soluciones que proponen para reducir o eliminar la desigualdad es grabar las riquezas extremas para acabar con la desigualdad. Pero esto déjemelos en manos de Ministerio de Hacienda. Tampoco vamos a entrar en analizar que es mejor si el capitalismo o el comunismo. Enfoquemos porque está pasando esto. Todo empezó luego de la II Guerra Mundial; cuando se comienza a liberar los mercados y la aparición del “neoliberalismo” que para muchos funciona como solución multipropósitos con la que algunos economistas buscan solucionar una variedad de problemas que hay en diferentes situaciones. Muy pocos políticos se identifican como neoliberales, nadie lo defiende o reivindica desde comienzos del 70 ninguno político, intelectual o economista se presenta con esa ideología; al contrario, casi todos prefieren negarlo y distanciarse de él, pero este distanciamiento no es más que una postura calculada. La realidad es que nuestros gobernantes se han bajado los pantalones ante los organismos internacionales o han cedido a los que financiaron su campaña, con lo que ya casi acaban con el sector agropecuario. No es que el libre mercado sea malo, lo malo es que unos pocos con la complicidad del gobierno se han aprovechado para hacerse más ricos y su indiferencia y falta de solidaridad con los pequeños productores ha sido la nota y no les importa. El día que haya voluntad política para un cambio real y se den cuenta que los países que se han desarrollado pasaron por un sector agropecuario fuerte o que el crecimiento mundial de la población cada día demandará más productos alimenticios. Para el 2050 se estima que la población mundial será de 9600 millones y los países tienen que producir sus alimentos. El país que no lo haga va a tener serios problemas. Desde mucho tiempo atrás sabemos que un sector agropecuario fuerte es mucho más eficiente que las políticas fiscales para bajar los precios. Mientras esto no suceda los costarricenses continuarán pagando caro por el pan, los huevos, le leche y las carnes. Tampoco es un secreto que los costarricenses de menos recursos basan su alimentación en pan, huevos y embutidos (salchichones).
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