El doble discurso en la Universidad de Costa Rica frente al acoso sexual y laboral

» Por Marisol Chévez Hidalgo - Licenciada en filosofía Universidad de Costa Rica

Como egresada de la Universidad de Costa Rica y a su vez ex profesora de este centro de estudios superiores, viví en carne propia el doble discurso que desde hace varios años, las autoridades de esa institución exponen, frente al acoso sexual y laboral del cual hemos sido objeto, quienes en algún momento enfrentamos a los depredadores sexuales que laboran en cualquiera de sus Sedes o Recintos.

Porque como lo han expuesto las mismas estudiantes, ante los medios de comunicación, la lucha frente a este flagelo de carácter nacional, ha traspasado cualquier límite en torno a lo que ahí sucede. Porque alzar la voz, pone en riesgo tu vida y también pone precio a tu cabeza, pero nunca a tu dignidad.

Por ello, ha llegado el momento de que se haga justicia y que la “autonomía universitaria”, no sea el escudo con que se encubran una serie de delitos y violaciones a los Derechos Humanos, que ocurren en ese organismo de carácter público, pagado por todos los ciudadanos; el cual no es una “república independiente”, como se dice a lo interno y menos para fines de lucro personal y abuso sexual.

El doble discurso desde la rectoría y otros sectores de la UCR, es pura retórica; ya que en la práctica se ha guardado silencio ante estos hechos y otros aún más graves, los cuales se denunciaron en su momento, pese a las represalias y continuas amenazas de muerte a quienes agotamos la vía administrativa, pero continuamos en la actualidad, batallando en una lucha sin fin desde otros frentes.

El lenocinio que en su momento se denunció, no sucumbió a las presiones políticas y gremiales en la UCR, fue expuesto ante la Justicia, misma que no debería estar cegada por intereses, ni tampoco obedecer a un discurso misógino, machista y patriarcal, abanderado por los acosadores sexuales y por otros sectores que para los efectos prácticos, ahora aducen incapacidad.

La lucha en este momento, no es en contra de todos los profesores que laboran ahí, ya que existen académicos muy serios que nunca se han prestado para tales depravaciones; sin embargo, convive dentro de la UCR una estructura paralela que debe ser visibilizada, para poder intervenir a esa casa de estudios como se debe. Las estudiantes acosadas al igual que las funcionarias y profesoras, no pueden ser utilizadas por criminales que se encuentran organizados, más allá de la violencia sexual y laboral de la que se pueda ser objeto.

Porque no ha faltado quien realice declaraciones ante la prensa o pose para la foto oficial, aduciendo que las estudiantes cuentan con todo su apoyo en un discurso que se muestra hipócrita y tardío, acorde con el tratamiento que las autoridades universitarias, no le han querido prestar por años a estos temas, declarándose “incapaces y con las manos atadas”, cuando son ellos mismos, los encargados de impartir justicia y de reformarla, pero de acuerdo a sus intereses personales y mientras permanezcan intactos, sus privilegios económicos y pluses salariales.

Esto obviamente se les escapó de las manos a quienes están a cargo de esa institución, pensando que se podría acallar a quienes fuimos objeto de una serie de violaciones a nuestros derechos e integridad personal, haciendo hasta lo imposible por desacreditarnos y permitiendo que otros, nos amenazaran a nosotros y a nuestras familias, además de revictimizarnos y criminalizarnos por denunciar.

Hoy la Academia no se encuentra en entre dicho, lo que está en entredicho es su estructura administrativa, el autogobierno que la gestiona; el cual es corresponsable de permitir que estos hechos, se hayan mantenido continuos en el tiempo, sin hacer absolutamente nada más que campañas publicitarias ineficaces, junto con los estudios sobre estos temas en donde reiterar un diagnóstico no es la solución a un problema.

Todo egresado de esa casa de estudios superiores, tiene que recordar que juró servir a la Universidad de Costa Rica y a la Patria, y no servirse de ellas y menos a costillas de los impuestos que pagan los costarricenses, frente a hechos en donde claramente, tanto los reglamentos y estatutos internos como normativa universitaria, son solo letra muerta.

La Asamblea Legislativa, debe reevaluar con suma cautela, como se ejecutan los dineros del presupuesto de “carácter autónomo” dentro de esa casa de estudios superiores y otras, pero más allá de colores políticos e ideologías. Porque la Universidad de Costa Rica, junto a la Universidad Nacional y el Instituto Tecnológico, después de lo que ha pasado, no podrán acallar ni amedrenta a ninguna de las valientes alumnas, funcionarias y profesoras que nunca hemos guardado ni guardaremos silencio…

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