Un poco más de tres de cada diez niños y niñas de Costa Rica, pesan más de lo que se considera saludable. En el caso de los adultos, la cifra de los que padecen esta situación se incrementa a seis de cada 10.
Según el primer Censo de Peso y Talla, el 2% de los niños en edad escolar que asisten a las escuelas públicas y privadas del país presentan una prevalencia de desnutrición. Mientras que, en la otra cara de la moneda, podemos ver que el 34% de los estudiantes entre 6 y 12 años de centros públicos y privados, presentan sobrepeso y obesidad. Esto evidencia un crecimiento de un 12.5% en las niñas y niños de esa edad con esa condición, con relación a la Encuesta de Nutrición del 2008-2009.
Que un niño sufra obesidad hace que tenga más probabilidades de que la padezca en su edad adulta, además de aumentar el riesgo de discapacidad o muerte prematura. Los niños obesos padecen dificultades respiratorias, mayor riesgo de fracturas e hipertensión, y presentan marcadores tempranos de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y otros efectos psicológicos.
La obesidad es uno de los males que más nos afecta en este siglo y lamentablemente, Costa Rica no escapa de esta realidad.
Rápidamente nos podemos dar cuenta que las cifras crecen y sí la situación continúa, el panorama podría empeorar en los próximos años. Esto a su vez trae consigo aumentos en las enfermedades no transmisibles e impacta en la economía.
Los estudios recientes, perciben una evolución en los patrones de alimentación, cuya tendencia ha sido el abandono de la lactancia materna, así como la sustitución de la alimentación tradicional rica en nutrientes, por alimentos que se caracterizan por su alta presencia en grasas, azúcares y carbohidratos refinados, donde participa activamente el entorno escolar y el comunitario.
Según las últimas cifras, el exceso de peso está presente tanto en comunidades consideradas de ingresos muy bajos como de niveles socioeconómicos altos, lo que pone en peligro el bienestar de un mayor número de infantes y adolescentes.
Mitigar las consecuencias del sobrepeso y obesidad, requiere de un alto porcentaje del gasto en seguridad social, con miras a reducir los efectos, en particular sus tres principales efectos clínicos, diabetes, hipertensión e hipercolesterolemia.
Una dieta equilibrada y el movimiento humano, se constituyen en aspectos claves, en donde crece lo urbano, encontrándose con el mundo digital y el sedentarismo.
Desde la FAO hemos venido trabajando en alianzas con importantes especialistas de América Latina y el Caribe, para avanzar con los Gobiernos de la región hacia la transformación de los sistemas alimentarios, desde la producción, el procesamiento y distribución de los alimentos.
La lucha contra la obesidad y el sobrepeso, afecta de manera importante, pero no exclusivamente a la población de menores ingresos. El enfrentar esta temática, incluye el reforzamiento de la agricultura familiar, proponiendo modelos de producción de alimentos sanos, orientados al fomento de una cultura de alimentación saludable, tanto en áreas urbanas como rurales.
Ante esta problemática, el Gobierno de Costa Rica decidió tomar cartas en el asunto.
En este sentido, en el Consejo de Gobierno del 16 de octubre, y como parte de la conmemoración del Día Mundial de la Alimentación 2018, 13 Ministros de Gobierno, liderados por la Ministra de Salud y el Presidente Ejecutivo de la CCSS, firmaron una “Carta de Compromiso para el Abordaje Integral del Sobrepeso y la Obesidad en la Niñez y la Adolescencia Costarricense”, en el marco del Bicentenario de la República de Costa Rica y de la Agenda 2030 para poner fin al sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes.
Lo anterior, es un paso trascendental para enfrentar esta problemática y empezar a visualizar una disminución en las cifras. Por lo tanto, en nombre de la FAO, felicitamos al Gobierno de Costa Rica y nos ponemos a disposición para apoyar la puesta en marcha de este compromiso suscrito al más alto nivel, para poner en marcha un abordaje integral, que contribuya a la transformación de los sistemas alimentarios y de salud. Esto a su vez, es apoyado también por el Frente Parlamentario contra el Hambre y la Malnutrición de Costa Rica.
Para ganar esta lucha, es imprescindible contar, además, con el apoyo y el compromiso de las organizaciones del sector privado, la sociedad civil, la academia, la prensa y de todos los ciudadanos. La responsabilidad para mejorar nuestros hábitos alimenticios y combatir la malnutrición es de todos y todas, sin dejar a nadie atrás.
—
Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.