El clérigo que no puede servir

Ministro_JimenezPor Miren Martínez

Cada pieza del ajedrez del Gobierno es relevante, imprescindible e intocable, siempre y cuando se ejecute en el campo de desempeño donde radican sus fortalezas. Si por el contrario, las mismas se desvían de su zona de confort, el juego se vuelve inservible, débil y, por tanto, diana de dardos para todos sus adversarios.

El manejo de la comunicación y el uso de herramientas lingüísticas jugaron un rol esencial durante la campaña del presidente Luis Guillermo Solís, quien se consagró como un comunicador de primera; con aplomo, saber estar, liderazgo y empatía, tal y como así mismo reconocen los expertos y propios homólogos de países vecinos.

Sin embargo, una vez en el poder, las turbulencias en relación al manejo comunicacional van in crescendo, hasta aproximarse a un túnel que podría no tener retorno. Bajo la máxima de contener el gasto, Solís tomó la decisión de no incorporar un ministerio de Comunicación a su cartera, en el entendido de que dichas funciones podrían ser delegadas al conglomerado de miembros participantes del gabinete de prensa, presidido por Boris Ramírez, en apoyo del ministro de la Presidencia, Melvin Jiménez, y el ya ex viceministro de dicha cartera, Daniel Soley.

Haciendo referencia a los mencionados, destacar que, pese a que Ramírez figura como un veterano periodista, su persona no porta el perfil político requerido para asumir la Vocería del Gobierno, sino, más bien, para coordinar su departamento y la estrategia de comunicación gubernamental, la atención a la prensa con agilidad y la articulación y producción de información constante.

Dada tal situación, la torna cayó en el tejado de Jiménez, quien adoptó la responsabilidad plena de fungir como vocero presidencial, desde la barrera del ministerio de la Presidencia, y quien ya, por aquél entonces, contaba con un cuestionamiento constitucional por su condición de clérigo luterano. Una sobrexposición que le está pasando factura; hasta el desgaste.

La principal disyuntiva presentada por Jiménez se refiere a las inconsistencias y a la imposibilidad de reflejar claridad en las metas y en el modo de lograrlas. La segunda corresponde a la incapacidad de externar las obras, trabajo y avances del Gobierno. La tercera al método de interacción y empleo del lenguaje, el cual genera diferencias y tensiones entre medios y autoridades. Y, la última, a los constantes errores en materia informacional que generan dosis generalizadas de incertidumbre.

Sin embargo, atacar a Jiménez por las deficiencias comunicacionales que enfrenta el Gobierno constituye un atropello pues; no es experto, no conoce el campo de la comunicación y no cuenta con una preparación para tal efecto. Y, no solo por ello, sino porque además, su encomienda respondió al diálogo con diversas agrupaciones políticas y sectores organizados.

Su persona paga un peaje elevado por el deficiente desempeño de unas funciones que no responden a su figura. Tanto es así que, no solo está siendo objeto de críticas por su labor en materia de comunicación, sino también por su incapacidad para dar solución a los nudos políticos en un país impaciente por sentir el cambio. Por ello, pese a simular ser el miembro y la cartera más fuerte, a lo interno, se vislumbra como el más débil; aquél que requiere de un verdadero blindaje comunicacional. Aquél que necesita un escudo para hacer sentir sus logros.

Continuar exponiendo su persona desnuda, atendería a pedir a gritos su cabeza. Sus adversarios son conscientes de este aspecto y juegan sus cartas. La tropa de partidos de oposición, concretamente, el Partido Liberación Nacional, PLN, clama por Jiménez en Zapote a cambio de una tregua política entre los bandos; la Procuradora de la Ética expone su juicio de valor públicamente, el sector empresarial se subleva y la Asamblea Legislativa ya demanda una rendición de cuentas o, más bien, un linchamiento público.

Los enemigos seguirán por el camino de debilitar al Gobierno haciendo uso de su figura más frágil. Si la misma no es escudada comunicacionalmente de inmediato, su mandato será vapuleado.

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