Wendy y Sahir, salvadoreños de 23 años la primera y 26 años el segundo, son respectivamente la madre y el padre del niño de apenas 5 años que torturaron y luego mataron a golpes. El Tribunal Penal de Alajuela los sentenció a 78 años de cárcel, un castigo muy acertado; pues los jueces estimaron que delincuentes de la calaña de los foráneos deben permanecen aislados por mucho tiempo de la sociedad.
Lo que por antonomasia nos hace pensar en el “Ergàstolo”, prisión de por vida vigente en Italia, donde los mafiosos los recibieron en cantidades industriales, hasta morir en las cárceles. El Ministerio Público al tener un homicidio en sus manos pide al juez, sin chistar; el “Ergástolo” que el magistrado aplicará conforme la ley y su criterio.
En Costa Rica no tenemos prisión de por vida y; mucha falta nos hace, desde luego para delitos mayores, léase infanticidas, los legisladores tienen la palabra.
El Patronato Nacional de la Infancia (PANI), lamentablemente, siempre llega tarde y la excusa es que la trabajadora social, no ubicó la casa, no es la primera vez que esto sucede, por lo que se deben de tomar las medidas correctivas, con la finalidad de evitar más tortura y muerte de infantes inocentes en nuestro país. Es muy simple, cuando se recibe la denuncia de algún ciudadano, se le debe de pedir la dirección exacta de la residencia y actuar inmediatamente, inclusive con ayuda de policía si es del caso.
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