En este hermoso país, donde el retumbar de tambores es signo de Fiesta Patria, con un ejército de docentes y estudiantes, con un débil pero sostenido esqueleto económico-político-social, es realmente triste y desilusionante darse cuenta como tantísima gente son guiados como borregos al matadero por el que haga más ruido en tiempos electorales, sin realizar verdaderas críticas y autocríticas en estos, ya de por sí, tiempos de desorden e ingobernabilidad; donde todos queremos que mejoren las cosas, pero casi nadie quiere poner de su parte o por parte de la institución en la que laboran, como ocurre con la “regla fiscal”. Un hermoso país donde la mayoría de personas sienten que la democracia sólo llega por un par de meses cada cuatro años y donde se les olvida que muchos quienes pretenden repartirse el gobierno próximo, ya estuvieron en cargos públicos, pero nada bueno hicieron por el país. Cuando pienso en eso, me viene a la mente aquella frase de: “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”. ¡Qué viva Costa Rica!, decimos muchos, aunque reflexionemos en que no siempre es lo mismo vivir como queremos a vivir como nos lo merecemos…
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