Por cuarta vez el presidente Alvarado anunció una estrategia económica para enfrentar la crisis asociada con la pandemia y, una vez más, el anuncio se queda corto, un anuncio sin sustancia, sin medidas concretas más allá del corto plazo fiscal, sin visión integral y, sobre todo, sin ofrecer una luz sobre cómo pondrá el país ese difícil balance entre la protección de la salud de la población, y la protección de la subsistencia de las familias que han visto desaparecer sus empleos y sus ingresos.
Estamos claros de que la prioridad, hoy, es proteger la salud de la población y evitar que nuestro sistema de salud colapse, haber endurecido las medidas de precaución sanitaria era inevitable, provocando un impacto económico y social, miles de familias están perdiendo el empleo y el ingreso y requieren del apoyo solidario del resto de la sociedad, la situación es crítica desde cualquier ángulo que se le mire y por eso requerimos trabajar todos los sectores unidos, necesitamos un conjunto muy ambicioso de medidas sociales y económicas dirigidas a sostener y reactivar la economía conforme la pandemia lo permita. Este esfuerzo demandará una cantidad enorme de recursos, sin los cuales la recuperación tardaría mucho y sería insuficiente. Pero es aquí donde Costa Rica enfrenta un reto particularmente complejo, porque su situación fiscal era de por sí complicada antes de esta emergencia.
Ahora, y aquí viene la divergencia, dentro de la serie de recortes apuntan en una de sus medidas a la disminución de recursos a las Municipalidades por un monto aproximado de 29.600 millones de colones, dinero destinado al mantenimiento de la Red Vial Cantonal, cuando el 82% de las carreteras del país está bajo la administración de los gobiernos locales, pretenden modificar leyes especiales que generan recursos con destinos específicos como el recorte propuesto al sector comunal, anuncian la reducción de la jornada de ciertos empleados públicos, medida que lejos de convertirse en una estrategia para superar la crisis no es equitativa y va en deterioro de la clase media costarricense, sin contar con los efectos en la recaudación tributaria y en la contribución solidaria con la seguridad social.
Hoy es necesario tomar decisiones valientes, duras, difíciles e impopulares y analizamos las propuestas del gobierno – y sabemos que lo presentado no será suficiente, para lograr la reactivación hace falta una hoja de ruta para los sectores productivos, hace falta una política sectorial y microeconómica, con medidas que identifiquen las necesidades y las dificultades específicas de cada sector – grande o pequeño – y que sea capaz de aprovechar cada oportunidad, cada encadenamiento, cada alternativa. Hablamos aquí de apoyos en el financiamiento, en la flexibilización, en los estímulos necesarios y específicos para cada caso, no cortar las alas al sector comunal y municipal quienes inciden directamente en nuestros barrios
Lo que esperábamos del presidente era una respuesta a estas preguntas, una verdadera estrategia, una verdadera ruta para enfrentar simultáneamente los riesgos de la salud y las impostergables medidas sociales y económicas necesarias para minimizar los daños de la crisis y facilitar todos los esfuerzos por superarla en el menor tiempo posible.
—
Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.