El pasado 20 de setiembre realizamos el II Congreso Nacional de Movilidad Segura y Sostenible, auspiciado y apoyado por las embajadas de Francia, Holanda, Alemania, el Poder Ejecutivo, la Dirección de Cambio Climático, el PNUD, el Banco Centroamericano de Integración Económica, el sector empresarial, organizaciones de la sociedad civil y las fracciones políticas representadas en la Asamblea Legislativa.
Decididamente, en el I Congreso (julio del 2015) y en el II Congreso trabajamos con la convicción para que Costa Rica avance en la construcción y en el ordenamiento de ciudades compactas, para planificar y materializar el sistema integrado de transporte, para garantizar el derecho humano a la movilidad, contar con infraestructura vial de calidad y segura, así como para concretar acciones para mitigar y adaptarnos al Cambio Climático.
En el II Congreso abordamos varias tareas, las fracciones políticas rindieron cuentas de lo que se ha concretado en el último año en la Asamblea Legislativa, se analizaron experiencias exitosas en el plano internacional, nacional y local en movilidad segura y sostenible, así como las oportunidades que tiene la ciudadanía y el empresariado en usar y aprovechar las energías renovables para movilizar personas.
Tres preguntas nos planteamos quienes impulsamos la Movilidad Segura y Sostenible: ¿Qué ciudades queremos construir?, ¿Qué sistema de transporte integrado necesitamos? y ¿Cómo lo vamos a materializar? La primera respuesta es una aspiración de todas y todos, queremos ciudades que ofrezcan a sus habitantes calidad de vida, en las que podamos trasladarnos de forma rápida y segura, que ofrezca servicios, empleo, prosperidad, educación y que estas actividades las podamos hacer cerca de nuestros hogares, es decir que vivamos en ciudades compactas.
En cuanto la segunda respuesta, urgente de materializar y lamentablemente sin la decisión política en los últimos veinte años capaz de ejecutarla, Costa Rica necesita la pirámide de movilidad del siglo XXI, mediante un sistema integrado de todos los modos y medios de transporte, es decir la infraestructura pública con la posibilidad de trasladarse de forma segura caminando (peatonizar), en bicicleta (ciclovías), en un tren eléctrico interurbano (que conecte las provincias), sectorizar el servicio de transporte público con cobro electrónico, buses rápidos de pasajeros, con prioridad de paso y de última opción la motocicleta y el automóvil privado.
Tercero, para lograrlo hay que contar con el marco normativo que le de coherencia a la política pública definiendo y articulando la conceptualización en Costa Rica de la Movilidad Segura y Sostenible de Personas y los retos asociados. Esto supone una reforma a la gobernanza y a la operación del sistema de transporte de personas del país e incentivando la movilidad activa.
La conceptualización de la Movilidad Segura y Sostenible de Personas que nos ocupa hay que abordarla asociada a los asentamientos urbanos, la participación de alianzas públicas privadas y el liderazgo de la empresa privada en torno a la vialidad, el transporte, la vivienda y la reactivación económica. Esto con el concurso y la acción conjunta entre el Poder Ejecutivo, las municipalidades, la Asamblea Legislativa, la sociedad civil y la empresa privada en un trabajo integrado, articulado y colaborativo, es el único camino para alcanzar las metas propuestas y las aspiraciones de la población.
Hoy el país atraviesa una crisis de movilidad, el parque automotor y la población crecen, los sistemas de transporte actuales son insuficientes e ineficientes, y con ello las presas aumentan y el trasladarse por la ciudad se convierte en un proceso complejo y desgastante, que atenta contra la calidad de vida, la seguridad vial e incluso el desarrollo económico de los y las costarricenses y del país mismo.
Este es el momento de tomar acciones, de implementar soluciones y trabajar juntos para construir la Costa Rica del siglo XXI y las ciudades que queremos.
