Se supone que para que haya un diálogo o una verdadera negociación las partes interesadas deben estar atentas, deben estar dispuestas a ceder y deben estar dispuestas a escuchar; sin omitir acciones de buena fe de ambos lados para llegar a acuerdos productivos para el beneficio de las mayorías se supone. Si el diálogo es para mantener privilegios pues no tiene razón de ser.
Como vemos en el panorama nacional estamos ante un gobierno autoritario, intransigente y ante una arremetida bestial de las cámaras empresariales contra los trabajadores sean públicos o privados y el pueblo en general.
Acá no hay distinción de las que estábamos acostumbrados en el pasado. Ya no importa si eres negro, aborigen, gay, lesbiana, trans o encerrado en tu clóset matrimonial. Eso ya dejó de ser importante y solo se convirtió en parte de un circo donde todos peleamos en la arena para divertir a los César del país y su nobleza, con sus prostitutas al lado (la prensa televisiva, impresa y radiofónica; la justicia y sus magistrados; los jueces y obviamente los políticos de turno)
La cuestión va más allá de un presidente. Cualquier idiota puede serlo sin mayor diferencia en las acciones, ya la historia tica tiene varios casos recientes y actuales que lo demuestran. Y sobra países del mundo que lo confirman: USA, Nicaragua, Argentina, Brasil entre otros.
¿Pero la cuestión es qué cree el pueblo que pasa? ¿Cómo el pueblo enfrenta estos procesos? O sólo los vive desde el berreo y no desde la lucha social y continua.
Nos quejamos de lo mal que va todo. Pero somos incapaces de formar parte de la Asociación de Desarrollo Comunal.
Nos quejamos de lo cara que está la vida; pero todos tenemos cable y dos celulares o tres que se los debemos al Gollo, Monge o cualquier otro comercio que nos vende a intereses de usura y plazos eternos.
Nos quejamos de la situación económica, pero preferimos el mall antes que la pulpería de barrio. Nos quejamos, pero comprando todo de marca para que nos vean.
Nos quejamos del gobierno, pero somos incapaces de organizar una caminata desde todos los rincones a Casa Presidencial y quedarnos ahí los días que sea necesario hasta que no se resuelva la situación que demandamos.
Nos quejamos de los diputados, pero somos incapaces de ir a estar 4 o 5 días con sus noches acampando frente a la Asamblea.
Nos quejamos que nadie hace nada, pero todos somos revolucionarios de redes sociales. Todos opinamos y tenemos la verdad absoluta y atacamos a los mismos de nosotros de abajo. Pero no hacemos nada contra los de arriba.
Estamos tan mal que criticamos a quienes denuncian la corrupción, pero no decimos nada de los corruptos que la ejecutan y aplican diariamente.
Nos creemos de alta sociedad porque somos empleados públicos y hasta nos atrevemos a tratar mal a aquellas personas humildes que ocupan nuestros servicios y que por su vestimenta o forma de hablar nos parecen ignorantes por su estrato humilde evidente.
Estamos tan mal que deseamos que otros luchen por nosotros, pero sin sacrificar nada. Estamos tan mal que de verdad creemos que al gobierno le interesa negociar.
Este gobierno no negocia nada
Simplemente no le importa. Ya aprobó Plan Fiscal de la forma más ilegítima, ilegal y corrupta que hayamos visto. Ya nos aprobó Educación Dual solo con dos votos en contra. Y nosotros creyendo que con un confite de diálogo resolvemos todo.
El gobierno llama a negociar a las mesas multisectoriales, pero mientras tanto los proyectos de ley avanzar y uno a uno se cumplen todos.
Creemos al Gobierno que Casa Presidencial no tiene relación con el Legislativo y que con una simple llamada no se puede arreglar esto.
Somos tan ingenuos de creer que la justicia es pareja cuando en realidad es solo para los ricos.
Negociamos con sordos que no les importa el pueblo más allá de un voto que es más un permiso para delinquir. Estamos tan mal que no entendemos que parte de la democracia activa es exigir rendición de cuentas a quien ostenta el poder y exigir el trato por igual. Eliminar la presencia de unos pocos.
Estamos tan mal que posiblemente usted ni va a leer esto, y si lo lee no lo entiende o no lo comparte porque no le importa. Y posiblemente tampoco va a hacer nada al respecto mientras el país se va al carajo bajo sus narices y sus pues al borde del abismo.
Pero buenas noches Costa Rica. Dales pan y circo y los tendrás felices decían los romanos hace más de dos mil años. Así como se llenan estadios deberíamos llenar las calles un domingo contra el gobierno.
Pero no contra el aumento al combustible o RTV o los peajes reclamamos; todo nos lo aguantamos y por eso… por eso estamos como estamos.
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