Vivimos en tiempos en los que mantenerse alejado de los dispositivos electrónicos y las pantallas, es más que difícil. Para muchos, imposible.
Utilizamos los aparatos tecnológicos para prácticamente todo lo que hacemos, sea trabajo, ocio, para mantener comunicación con nuestros colegas, familiares, amigos o bien para escuchar música y mantenernos informados. Incluso para leer este artículo.
Muchos pasamos frente a una computadora durante toda nuestra jornada laboral y la mayor parte del tiempo que estamos fuera del trabajo, lo pasamos frente al teléfono celular.
Así las cosas, conviene poner límites a la utilización de aparatos tecnológicos.
Diversas investigaciones se han desarrollado en torno a los perjuicios a la salud del abuso de los teléfonos móviles. Profundizar en ello no es el propósito de este breve escrito, sino más bien, es estimular la concientización acerca de la forma en que podemos, de forma práctica y gradual, regular y controlar el excesivo uso de estos.
El escritor Cal Newport en su libro “Minimalismo Digital” aborda muy acertadamente este tema y recomiendo mucho su lectura.
Las vías en que podemos desarrollar esfuerzos para disminuir nuestra dependencia de herramientas digitales son muchas. Sugiero aquí simplemente algunas muy sencillas, enmarcadas en lo que me gusta llamar ”Desintoxicación digital”.
Está al alcance de todos realizar una desintoxicación digital periódica según nuestras posibilidades.
Personalmente intento hacerlo al menos un día al mes e incluso puede hacerse durante varios días. ¿Se imagina usted estar un día entero con su celular apagado? Quizás lo vea como algo imposible pero créame que el mundo no se acaba por tener el teléfono guardado unas horas. Los algoritmos, los grupos, las comunidades, las tendencias y los influencers seguirán ahí y no notarán su ausencia por algunas horas o días, se lo aseguro.
Una estrategia que le puede permitir reducir su dependencia digital puede ser poner en “estado de pausa” alguna de las aplicaciones que usted más utiliza, sea una red social o aplicación de mensajería o incluso puede intentar desinstalar la aplicación por un periodo de tiempo según sus posibilidades se lo permitan.
Otra de las acciones que podrían desarrollarse, es el fijar un horario en el que no se accede al dispositivo. Es decir establecer una meta de horas de desconexión con cierta periodicidad, sea por día, por semana, o por mes, según sea posible y apegarse fielmente a dicho horario. A modo de ejemplo podría establecerse una regla para que los domingos no se revise el teléfono antes del mediodía.
A propósito de las celebraciones de fin e inicio de año, puede encontrarse en este periodo un espacio propicio para desconectar de dispositivos y aplicaciones algunos días y poner nuestra mirada en cosas de mayor trascendencia como las personas que nos rodean, nuestra familia y amigos, viviendo mejor las tradiciones de la época.
El mantenernos alejados de nuestros dispositivos nos va a permitir descubrir ó redescubrir un mundo de posibilidades que hemos dejado de lado por el exceso de uso de pantallas.
Recordemos que podemos hacer muchas cosas como caminar, leer un libro impreso o una revista, podemos sostener una larga y rica conversación con una persona mirándole a los ojos poniendo atención al momento y a los detalles. Podemos armar un rompecabezas, jugar un juego de mesa, pasar más tiempo con nuestras mascotas o experimentar una nueva receta en la cocina en lugar de pedir la comida chatarra a través de una aplicación.
El mundo real sigue siendo maravilloso y la vida, muy hermosa como para limitarnos a vivirla únicamente a través de una pantallas led de 6 o 14 pulgadas.
¡Felices fiestas!