Desigualdad y brechas en mujeres rurales y costeras

» Por Karla Prendas Matarrita - Diputada, Presidenta de la Comisión Permanente Especial de la Mujer

Hoy  8 de marzo conmemoramos el “Día Internacional de la Mujer” y es en esta fecha, en donde, particularmente ponemos como tema en discusión, análisis o reflexión, la lucha de las féminas por su participación en condiciones de igualdad en todo ámbito. El lema para este año es “Ahora es el momento: las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres”.

Quiero centrar mi reflexión sobre aquellas mujeres de las zonas rurales y costeras, que realmente  viven en esa gran desigualdad en muchas o en todas las áreas, que las ubica en el  último eslabón del acceso a las oportunidades.

Hay temas que hoy nos llaman a emprender en conjunto estas luchas y esfuerzos; la desigualdad salarial, el cuido, acceso a la educación, salud, entre otras, pero la más perversa y que merece particular atención no tanto desde el discurso, o desde lo abstracto, sino desde el pragmatismo, es la pobreza en estas mujeres versus el análisis de lo que se está haciendo y su efectividad, que evidentemente no es así.

Quisiera mencionar algunas cosas particulares de esa realidad así como  la ausencia de acciones que están sucediendo como Estado para atender de manera efectiva e integral, por ejemplo , existen alrededor de 50.000 familias que habitan en territorios costeros  e islas de nuestro país; de éstas, el 15% son mujeres, que se constituye como el grupo más vulnerable, en la atención y cuido a sus familias ( hijos, esposos, adultos mayores o simplemente a cargo de todo como jefa de hogar) la problemática por resolver como baja escolaridad, mala remuneración de intermediarios, falta de infraestructura, niveles de violencia, falta de crédito y apoyo técnico pesquero están presentes, sin una solución a corto plazo y hago especial referencia a las mujeres que viven en estos sectores costeros y que dependen de esta actividad, por la falta de políticas públicas integrales y efectivas que mejoren sus condiciones de vida y ante el debate son las más invisibilizadas en una realidad país.

Revisión detallada

Debemos replantear el modelo de atención de la pobreza y salirnos del asistencialismo. Buscar una mejor articulación, evaluar el proceso de atención,  sus resultados finales y un acompañamiento para estas mujeres al concluir cada etapa, que les permita un empoderamiento real como personas, en el ámbito educativo, condiciones básicas de vida (vivienda, salud, alimentación, entre otras) pero no bajo la dependencia del subsidio sino dentro de un proyecto de vida que les permita lograr autonomía económica, capacitación, derecho a la elección.

En el último Informe del Estado de la Nación, se señala que en general el 61% de la reducción de la pobreza por ingresos, se explica por las transferencias de los programas sociales  y dice que el efecto fue mayor en las zonas rurales y en pobreza extrema.

Sin embargo, la interrogante sigue siendo que sostenemos una reducción de esa pobreza por transferencia, no logramos establecer una situación sostenible de dinamización de la economía sin la dependencia de los programas sociales, teniendo como consecuencia la no eliminación del problema desde su raíz y sin implicaciones significativas, es decir, una pequeña reducción pero sin un cambio real en la calidad de sus vidas.

Otro dato que llama la atención y denota acciones en donde hemos dejado atrás a estas mujeres, son las Redes de Cuido, la distribución de beneficiarios por cantón. Según el último Informe del Estado de la Nación, muestra esa distribución en una fuerte concentración en 19 cantones urbanos de la región central, no existiendo una asociación clara con cantones con altos porcentajes de pobreza y redcudi, ante esto, es vital el enfoque inicial de redes de cuido y no el actual, que se asocien y planifiquen su creación a esas poblaciones costeras, rurales  en donde el avance integral  para las mujeres es fundamental en el cuido y además parte del debate sobre redes de cuido no debería centrarse en exclusiva a la pobreza, sino en general, con abordajes diferentes, este es otro gran tema para analizar.

Hoy 8 de marzo, “Día Internacional de la Mujer”, alzo mi voz por aquellas mujeres costeras y rurales que requieren más acciones efectivas que mejoren su calidad de vida, y que de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no se queden atrás, no podemos dejarlas atrás, por lo tanto, no podemos quedarnos tranquilas hasta que tengan condiciones básicas y dignas, cuando salgan de la violencia y cuando estas luchas que muchas damos sea basada en la sororidad con este grupo, sin pretextos ni justificaciones. ¡Pasemos a generar cambios y soluciones para aquellas que hoy gritan y requieren una realidad distinta!

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