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Defendamos el legado histórico de Costa Rica

» Por Mons. José Manuel Garita Herrera - Obispo de Ciudad Quesada

Costa Rica históricamente ha sido una nación y un país creyente, cristiano, humanista, solidario, democrático, católico y particularmente mariano. Mucho de su idiosincrasia y valores, logrados con mucho esfuerzo a lo largo de los años, se debe a que Costa Rica ha creído y ha actuado a partir de principios y valores cristianos con gran sentido de justicia e igualdad social. Es un legado histórico que no podemos negar y echar en saco roto de un momento a otro, simplemente por “ponerse a la moda e imitar” otros modelos ajenos por parte de unos cuantos.

Por eso, sorprenden las corrientes de la nueva izquierda que se quieren imponer y legitimar desde la vía legal, acudiendo a proyectos de ley que se introducen en la Asamblea Legislativa.

Me refiero, en esta ocasión, específicamente al Proyecto de Ley que habla de prevenir y sancionar todas las formas de discriminación, racismo e intolerancia, expediente 20.174.

Desde luego, lo primero que hay que decir es que la Iglesia se opone a toda forma de discriminación, racismo e intolerancia. El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, en su numeral 132 señala: “Una sociedad justa puede ser realizada solamente en el respeto de la dignidad trascendente de la persona humana. Ésta representa el fin último de la sociedad, que está a ella ordenada: ‘El orden social, pues, y su progresivo desarrollo deben en todo momento subordinarse al bien de la persona, ya que el orden real debe someterse al orden personal, y no al contrario’. El respeto de la dignidad humana no puede absolutamente prescindir de la obediencia al principio de ‘considerar al prójimo como otro yo, cuidando en primer lugar de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente’”.

Son muchos los puntos que generan duda y temor por la amplitud con que se aborda este proyecto de ley, pretendiendo castigar con penas de prisión de 6 meses a 2 años “a la persona que forme parte de una organización que se inspire en ideas o teorías basadas en la superioridad de una raza o cuyo fin sea promover el odio y la discriminación basada en motivos raciales, de nacionalidad, edad, sexo, orientación sexual, identidad y expresión del género, opinión política, origen social, posición socioeconómica, condición migratoria, discapacidad o características genéticas”.

Por ambiguo, conceptos amplios e indeterminados, este y otros artículos ya habían sido señalados en un informe legislativo que advertía sobre la inconstitucionalidad de este proyecto, informe a cargo del departamento de Servicios Técnicos de la Asamblea Legislativa en marzo de 2017.

Son este tipo de corrientes las que impulsan irónicamente leyes que promueven el odio y la división en un país que históricamente ha sido unido y solidario. Repasemos la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 1: “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Hacia esto, hago un llamado a todos los costarricenses y personas que habitan en nuestro país. Les exhorto a vivir el principio de la fraternidad, a vivir en dignidad y respeto por el otro, y no someternos a corrientes que atentan incluso con el libre pensamiento y expresión que son derechos también de los que gozamos como seres humanos y que deben ser ejercidos también de forma responsable, promoviendo la tolerancia y no lo contrario.

Que el Señor ilumine, por un lado, a quienes tienen en sus manos la creación de las leyes y su ejecución en nuestro país; e ilumine también a todo el pueblo, para tomar las mejores decisiones a fin de seguir viviendo en una Costa Rica democrática que transite por los caminos de unidad, paz, solidaridad, fraternidad, desarrollo y prosperidad, que la han hecho ser la nación que es.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

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