Debemos sacar al país de la Unidad de Cuidados Intensivos

» Por Dr. Rodolfo Hernández Gómez - Candidato presidencial por el Republicano Social Cristiano

Hoy, Costa Rica vive uno de los momentos más difíciles de su historia, bajo el yugo del desempleo, la baja escolaridad de su pueblo, un rezago sin precedentes en los servicios de salud pública, el decrecimiento de su economía, un déficit fiscal como nunca antes visto y el retorno al fantasma de una deuda externa que se ha convertido en una bola de nieve incontrolable para las escuálidas finanzas del Estado.

Ni qué decir del vergonzoso aumento de la pobreza; la crisis por la que atraviesa la nación ha llegado al extremo de convertirnos en el único país de Centroamérica, que no pudo disminuir la criminalidad en la región durante el último año y los medios de comunicación advierten del aumento en el trasiego de drogas en nuestro país. Y como si fuera poco, el sistema de salud y el régimen de pensiones de la Caja Costarricense de Seguro Social, tienen su sustentabilidad comprometida a corto plazo.

Hace cuatro años, los republicanos advertimos sobre los difíciles momentos que se avecinaban para Costa Rica, pero hábiles estrategas, lenguas elocuentes y el manejo de poses icónicas lograron confundir a la familia costarricense, al punto de hacerle pensar que lo más importante era decidir entre banalidades de la intimidad del ciudadano, haciéndonos creer que esas trivialidades estaban por encima del futuro laboral o económico de la nación. Hoy Costa Rica llora y se lamenta por esa nefasta decisión, pero el daño está hecho y el futuro del país comprometido.

Cuatro años han pasado y la realidad de Costa Rica empeoró, hoy estamos al borde del abismo económico y social. Tan grave condición nuestro pueblo no se la imagina, pues la pandemia le confunde de las razones reales del por qué el país sufre esta crisis.

Costa Rica debe cambiar con auténticas ideas democráticas, sin agendas secretas, sin sistemas de vigilancia que atemoricen a los ciudadanos, con personas capaces, que puedan demostrar lo que son con la prueba de la vida. Es indispensable sacar a Costa Rica de la Unidad de Cuidados Intensivos, curarla de la desesperanza, del conformismo, de la imposibilidad de soñar en grande.  Sanarla de la corrupción, de la impunidad, del desempleo, de las ideas sin sustento de los progres, de la falta de oportunidades, de las brechas sociales que se acentúan cada vez más.

Cada uno de los ciudadanos tiene una gran responsabilidad en las próximas elecciones y antes de ejercer su derecho al voto, debe pensar bien y elegir a la persona que pueda trabajar en función de esa cura, con la medicina de la decencia, del valor de tomar las decisiones, de la experiencia en la función pública, cuyas manos estén limpias y la conciencia tranquila. Alguien capaz de dar buen ejemplo, de probidad, de honradez, de trabajo constante.   ¿De qué otra manera tendría la legitimidad para exigirle a otros hacerlo?

Ciudadanos, Costa Rica nos necesita.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

Últimas noticias