Los procesos de reestructuración institucional no son tarea fácil y menos en una entidad como RECOPE. Aunque hemos tenido que “comprarnos” todos los pleitos del mundo y asumir el costo político, desde el inicio de la actual administración, decidimos asumir el reto de convertir la empresa en pionera en la investigación, desarrollo e industrialización de energías químicas alternativas, según la directriz presidencial de mayo de 2018.
Pese a la mala percepción pública vigente entre distintos sectores, RECOPE –una de las organizaciones más fiscalizadas de todo el aparato estatal- es, sin duda, un muy valioso, aunque mal ponderado, activo del Estado. No sólo porque ha desarrollado la infraestructura de un Sistema Nacional de Combustibles, sino también porque, técnica y financieramente, es una empresa industrial consolidada que, por nueve años consecutivos, ha recibido la calificación AAA por parte de distintas calificadoras de riesgo.
Además, aporta el 12% de los ingresos fiscales, transfiere recursos cuantiosos a la CNE, FONAFIFO, entre otros; paga cánones millonarios a la ARESEP y a la Dirección General de Aviación Civil y, lo más importante, contribuye, a través de su sistema de poliductos y la importación de combustibles de primera calidad certificada, a una menor contaminación del ambiente, en comparación con el resto de América Latina.
En este contexto, ¿cómo planteamos el cambio o transformación de RECOPE, tras la directriz presidencial? Primero, trazamos de manera general algunos objetivos:
- Formar equipos de trabajo multidisciplinarios, pero no muy grandes en número.
- Incluir más profesionales y técnicos que jefaturas.
- Desligar, en lo posible, a estos funcionarios y funcionarias de sus puestos y funciones habituales para dedicarse a tiempo completo a sus equipos de trabajo.
Por orden de prioridades y consientes que los planteamientos no dependerían estrictamente de una decisión propia, sino que intervienen otras instituciones y Poderes de la República, impulsamos, en primer lugar, el diseño de un borrador de proyecto de ley que transformara el marco legal de RECOPE.
Denominado “Ley para la transformación de RECOPE para la contribución a la transición energética”, el borrador, que se encuentra en la Comisión de Ambiente de la Asamblea Legislativa, bajo el expediente número 21.343, pretende lo siguiente:
- Contribuir a la descarbonización de la economía y aportar beneficios a la salud.
- Contribuir a la reactivación económica y fomento del empleo, mediante las alianzas con el sector privado y la generación de un parque industrial de energías alternativas.
- Impulsar el desarrollo industrial y agroindustrial de energías alternativas, con la participación del MAG, MINAE, MEIC, INA, municipalidades, sector privado, sector cooperativo y de la economía social.
- Fortalecer la seguridad energética y la reducción de la vulnerabilidad país.
- Fomentar la competencia en los mercados energéticos nacionales y regionales.
- Crear sinergias mediante la creación de empresas público-privadas.
- Modernizar RECOPE, convirtiéndolo en la Empresa Costarricense de Combustibles y Energías Alternativas (ECOENA).
Otra de las acciones que hemos tomado durante los últimos dos años es el estudio sobre la propuesta para garantizar la transición del transporte público y privado, con base a una pregunta clave: ¿Cuáles debían ser las energías químicas alternativas que RECOPE puede investigar, desarrollar e industrializar?
Se propuso, entonces, a la Dirección de Cambio Climático del MINAE, dos fases o escenarios posibles para introducir cambios sustanciales dirigidos a lograr la transición energética en el transporte. El primero es lo que puede ofrecer RECOPE con el marco legal actual como, por ejemplo, las mezclas de biocombustibles, principalmente etanol y biodiesel, y el impulso del GLP como sustituto de las gasolinas.
Una segunda fase, suponiendo que la Asamblea Legislativa apruebe el proyecto de ley, establecía que RECOPE, convertida en ECOENA, podría introducir los cambios radicales que aceleren la contribución a la modificación de la matriz energética del país (desarrollo del hidrógeno verde, el Diésel verde y el Jet verde, todos de amplia demanda en el mercado internacional).
La contribución al ahorro en gases de efecto invernadero -CO2- si únicamente esperamos el cambio de los vehículos de combustión por vehículos eléctricos, sería, en 20 años, del 11.1%, con respecto a la situación actual. Pero si RECOPE contribuye con lo propuesto en estas dos fases, la disminución de CO2 al ambiente crecería al 20.1% durante ese mismo lapso. (Dirección de Planificación de RECOPE, 2018)
Otro equipo de trabajo plantea aquellos proyectos prioritarios en el portafolio de inversiones, enfocándose en aquellos que lancen a la empresa hacia el futuro de las energías alternativas y dejen en el pasado la refinación, la importación de petróleo y la desfasada idea de la actividad extractiva.
En el capítulo de Eficiencia Empresarial, propusimos cuatro actividades importantísimas para la consolidación del cambio. La primera, que entró a regir el 2 de enero de 2020, fue el nuevo plan estratégico empresarial, que consta de once objetivos estratégicos y 44 objetivos operativos. Su norte es llevar a la empresa, en un plazo de 10 años, a consolidarse como la compañía líder en materia de energías químicas alternativas. Tiene dos aspectos a destacar: el primero es que fue elaborado por todos los estratos técnicos, profesionales, jefaturas y la propia Junta Directiva de la empresa. El segundo es un paradigma emergente pues, por primera vez en la historia, se rompe la planificación más allá de los cuatro años de una administración y se plantea a diez años plazo. Es una apuesta con la esperanza de que, no importa el gobierno de turno, a RECOPE o ECOENA, se le dé su lugar de empresa industrial y no se le trate como una institución dependiente presupuestariamente del Gobierno Central y sometida a normativas que, en vez de agilidad, la llene de ataduras, trámites ininteligibles y procedimientos absurdos.
Asimismo, se empezó a trabajar en lograr la eficiencia y la digitalización total de los procesos fundamentales, que nos ha permitido descubrir los “cuellos de botella”, los excesos o falta de personal en diferentes áreas de trabajo, eliminar tiempo extraordinario y disminuir la tramitología y el uso de papel. Los procesos ahora se ven integrados, articulados y comunicados. Sólo este cambio apunta a lograr, en su primer año de implementación, un ahorro de poco más de ¢5.000 millones.
Este hito, previsto a culminar en el primer trimestre de este año, se complementó con otro hito histórico en la empresa: la realización y culminación de una reestructuración administrativa integral, la más grande que se ha hecho en RECOPE en su historia, apoyada y aprobada por la Junta Directiva, el MINAE, MIDEPLAN y el Ministerio de Hacienda.
La última actividad que está en proceso, en el marco del capítulo de Eficiencia Empresarial, la constituye la renegociación de la Convención Colectiva de Trabajo, con la que buscamos cambiar el rumbo en esta materia, en la que no existe constancia histórica de negociaciones a la baja, salvo en la anterior administración 2014-2018.
Nos alegran los resultados de estas acciones y que, a la vez, sean de reconocimiento institucional. En la Contraloría General de la República gozamos de índices de cumplimiento excelentes y el año pasado ocupamos el primer lugar en transparencia. Vamos a seguir transitando por esta senda de modernización de una entidad comprometida, no solo con la contribución al cambio de la matriz energética, sino también con el empleo a través de nuevos emprendimientos, en conjunto con el sector privado, para el desarrollo tecnológico-empresarial y la reactivación económica.
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