En casi todo el mundo se origina el problema de las pensiones; en lo referente a las edades, debido a un hecho irrefutable; los trabajos diferentes que cada ser humano desempeña, a manera de ejemplo; un albañil no puede pensionarse con la misma edad que un burócrata y; podríamos seguir hasta recorrer toda la especie humana, excepto los vagabundos, sin embargo queda sentado un hecho incuestionable que es el monto de una pensión digna, que debería ser acorde a una vida decente de una o un jubilado.
Lo justo sería el equivalente de un salario mínimo, conforme al aumento del costo de la vida, inclusive esto bajaría la pobreza y reduciría las ayudas sociales del gobierno.
En otro campo, cuyo Estado es el protagonista; concerniente al impuesto sobre la renta, entre otros; que en línea general, casi nadie quiere pagar; pensando equivocadamente que su dinero que llega a las arcas del erario y por ende al Estado que pertenece a todos los ciudadanos, es algo que desconoce como si fuera un extraterrestre, que no le incumbe.
La autoridad hacendaria de un país erogó una ley, algo drástica; que en resumida cuenta, insta al contribuyente que de no pagar su tributo iría “ipso facto” a la cárcel, o en su defecto; si honra lo que debe, seguiría libre y podría lograr un plazo de tiempo prudente para cancelar la suma adeudada. “¿El fin justifica los medios?”.
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