ESENCIA - COLUMNA DE OPINIÓN

Cuando las derrotas despiertan

Imposible aislarse del fenómeno llamado “fiebre del mundial”. Dicho evento, en teoría, mantiene expectante al planeta entero. Costa Rica está golpeada y en boca de todos “post” juego contra España; pregunto: ¿valdrá la pena sentirse mal por una derrota cuando nuestros representantes no se identificaron con el objetivo primordial de defender los colores patrios con honor, valentía y dignidad?

Este servidor no es experto en el tema futbolístico ni pretende serlo, sin embargo, la actitud de la mayoría de los costarricenses y su gran interés por un deporte, considerado muy lindo, pero extremadamente comercializado, interpreto que, como sociedad, estamos obligados a mejorar la capacidad de identificar los temas que revisten verdadera importancia para el país.

Me gusta el fútbol, tengo mis equipos favoritos bien identificados y me considero “un seguidor no muy involucrado” y cuando el tiempo lo permite, disfruto sentarme a ver un “partido” o asistir al estadio. La recreación y la sana distracción son elementos necesarios para establecer un equilibrio emocional del individuo.

Consulto: ¿se merecen los actores y figuras de este deporte tanta “atención”? Por supuesto que reconocemos también el “éxito” alcanzado por Costa Rica en las históricas participaciones en 1990 (Italia) y en el 2014 (Brasil) Esperemos repetir pronto resultados como esos.

No existe aún un deporte en el mundo que despierte tantas pasiones y genere tantos sentimientos ambivalentes de alegría o tristeza, como el fútbol.

Para los especialistas en sociología y psicología, este deporte ha llegado a influir en el estado de ánimo de las personas, tanto que incluso hasta por un tiempo determinado, se puede aplacar u olvidar la realidad. Por ejemplo, la situación económica actual y demás índices y estadísticas negativas que arrojan algunos números en nuestro país.

La expectativa que la “afición costarricense” mantuvo o mantiene en sus “seleccionados”, hace que la consecuencia y el despertar que genera una derrota de esta magnitud, obligue a los involucrados a que “aterricen”. Me llamó poderosamente la atención recibir vídeos de personas llorando y al borde de un “patatús” por el resultado de un juego. ¿Será que la selección nacional se creyó capaz de plasmar otra huella histórica, pero con “estrategias y concesiones” diferentes a las utilizadas en el 2014?

En el documento titulado “Fútbol y manipulación social”, del periodista y filólogo Santiago Flores Álvarez-Ossorio, uno de sus párrafos expresa lo siguiente: “Las personas necesitan creer en algo y el fútbol les permite soñar con una gloria ficticia. Ven a los jugadores como héroes, que hacen realidad sus sueños y les brindan gestas. Piensan que sus cánticos dan alas a sus ídolos para lograr una hazaña memorable por la que serán recordados. Ahí entran en juego los sentimientos. El fútbol es como tal una pasión y religión. Es capaz de concentrar a 60.000 personas en un estadio y a varios millones frente al televisor. Todos vibran de emoción a la vez y endiosan a los jugadores, es una especie de culto religioso. No es malo alegrar a la gente, lo grave es manipularla y jugar con lo que sienten”. También menciona: “El fútbol es un negocio, que reporta grandes beneficios. Por eso tantas empresas se introducen en él. Los valores deportivos han sido sustituidos por criterios mercantiles y los jugadores son productos para comerciar. Los futbolistas son una especie de gladiadores, que se dedican a entretener al pueblo”.

Al escribir esta nota, Costa Rica tiene pendiente 2 encuentros más de la primera etapa, no sabemos si “habrá un milagro” o si la representación patria continuará engrosando la lista de récords negativos de la FIFA.

En primer lugar, siempre tengo presente a Dios cuando la adversidad pretende llegar y tocar la puerta, así como los consejos y recomendaciones de las personas que amo. El ser humano debe de entender que el fracaso y el error son algo tan común como el éxito, sin embargo, para llegar ahí debemos de cambiar nuestra forma de comprenderlo.

Costa Rica es más que fútbol. Estamos inmersos en un proceso de reencuentro con la credibilidad en nuestros gobernantes. En este espacio desde que ingresó el actual mandatario a su despacho en Zapote, dijimos que, si hay una responsabilidad grande en su espalda es devolver esa credibilidad al ciudadano. Sus promesas (unas rectificadas y/o tipificadas como equivocación.) deben de cumplirse; si no fuese así, la expresión muy tica ¨todos son iguales¨, estará muy presente el primer domingo del mes de febrero del 2026. ¿Cómo vislumbra el costarricense el año 2023? ¿Hay desesperanza y poco optimismo? ¿Veremos reencuentros ideológicos en los partidos políticos tradicionales, o ideologías olvidadas en nuevos partidos? De lo anterior, y más hablaremos la próxima semana, Dios primero.

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Sobre el autor:

El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales. Asesor Legislativo, analista político internacional. Además elabora procesos de capacitación política, desarrollo comunal y administración. maumazu208@gmail.com.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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