Cuando el amor puede más que el fanatismo religioso

» Por Erick Quesada Ramírez - Psicólogo

Alice es una de las madres líderes del Grupo de Apoyo para Familiares y Amistades de la Diversidad Sexual (GAFADIS). Ella no solo asiste a las reuniones que se realizan para brindar información y apoyo a madres, padres, otros familiares y amistades de personas gais, lesbianas, bisexuales, trans e intersexuales (LGBTI), sino que también se convirtió en una activista por los derechos humanos de estas personas.

En la marcha del orgullo de 2016 fue la mariscal en representación de GAFADIS, y con mucha frecuencia asiste a foros, charlas, talleres y reuniones para hablar de la importancia del apoyo familiar para la salud, el respeto a la dignidad y el bienestar en general de las personas LGBTI.

Tal vez pocas personas podrían imaginar que Alice fue, hasta hace algunos años, parte de una iglesia evangélica neo pentecostal, en la que adquirió un importante liderazgo al ser directora de alabanza y maestra de la palabra. Ella misma dice que contaba con el reconocimiento de la gente, quienes la consideraban una mujer de Dios.

Sin embargo, todo empezó a cambiar cuando le comentó a su pastor que tenía un hijo gay y una hija lesbiana. El rechazo que sintió de esta persona hacia sus seres queridos significó un duro golpe para ella, la colocó en una difícil encrucijada entre la fe y el profundo amor que sentía hacia estos. Con el paso de los días, empezó a caer en cuenta de que le estaban enseñando a rechazar y a odiar a otras personas por ser diferentes con base en una interpretación particular de los textos bíblicos; que la habían estado enseñando a juzgar y a condenar.

A diferencia de lo que desgraciadamente sucede tantas veces, en que padres y madres sienten vergüenza por sus seres queridos LGBTI e incluso llegan a darles la espalda, Alice decidió anteponer su amor por éstos y abandonó esa iglesia. Fue más fuerte su amor hacia su hija y su hijo que el fanatismo del que ella misma reconoce fue parte, y que ayudó a promover en otras personas.

Hoy esta mamá orgullosa de sus seres queridos, al dar su testimonio cuenta como ahora ella se considera una mejor persona, más sensible y empática con la gente que le rodea, sin importar sus características o condiciones. Se define a sí misma como un mejor ser humano.

En GAFADIS se observa con frecuencia como padres y madres y otros familiares son capaces de dejar atrás ideas y estereotipos religiosos, por más fuertes y arraigados que estén, en el proceso de aprender a amar a sus seres queridos LGBTI sin condiciones.  Al igual que Alice, otras madres se han convertido en activistas, y llevan este mensaje de amor y comprensión donde quiera que se les solicite.

En medio de una campaña política en la que el fundamentalismo neo pentecostal ha desatado una serie de reacciones homofóbicas y transfóbicas por causa de su oposición a que las personas LGBTI cuenten con todos los derechos, -a pesar del daño que esto les puede provocar en los diferentes espacios en los que se desenvuelven-, el ejemplo de Alice conlleva una luz de esperanza al hacernos ver que hay salida para el fanatismo, que el amor genuino puede ser más fuerte.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, fotocopia de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr.

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